Detenida una prostituta dominicana por atraer y explotar a compatriotas

Una prostituta dominicana, con iniciales M. P. y «algo más de 40 años», según el Cuerpo Nacional de Policía, fue detenida en los últimos días como líder de una red de trata de blancas, que operaba en las instalaciones de un club de alterne de Tordesillas. El establecimiento, denominado ‘Vaji’ hasta hace unos meses, cambió recientemente de nombre y de gestores.

Junto a ella la Policía detuvo a dos españoles, uno formalmente su marido, y otro su cuñado –aunque realmente este último es su pareja sentimental–. Fuentes policiales les consideran a ambos víctimas de los amaños de M. P, en los que se vieron enredados, aunque fueron detenidos porque también delinquieron al casarse con ella, y con su hermana, para que obtuvieran ambas la nacionalidad española.

La mujer, con el apoyo de los otros dos detenidos –todos en la provincia de Valladolid, aunque quien comandó las investigaciones fue la central de Policía madrileña–, captaba a mujeres de origen dominicano para su posterior explotación sexual en España. Engañaban a las víctimas con supuestas ofertas de trabajo y una vez en el destino les obligaban a ejercer la prostitución en el mencionado club (aunque pudo haber otros, según la investigación), hasta saldar la deuda contraída.

Para que las mujeres accedieran, empleaban toda clase de amenazas, tanto sobre ellas mismas como sobre sus familias en el país de origen, detalló la Policía. Uno de los métodos que empleaban para introducir a las víctimas ilegalmente en España era la localización de varones dispuestos a contraer matrimonio con ellas, método que, según los investigadores, había sido utilizado en su momento por la propia responsable de la organización.

Víctima

La investigación comenzó a finales del año pasado, tras la denuncia de una mujer de origen dominicano presentada en Valladolid, en la que afirmaba ser víctima de una organización que la obligaba a ejercer la prostitución. Los agentes, «tras atender a la víctima y ofrecerle todas las ayudas que la ley prevé para estos casos», explicó el Cuerpo policial, realizaron las primeras averiguaciones con el fin de comprobar la declaración de la mujer, llegando así hasta el grupo ahora desarticulado.

La organización había captado a la víctima con una falsa oferta de trabajo en España, en el mundo del marketing y la publicidad. Dadas las precarias condiciones económicas en las que se encontraba en su país, con un hijo menor y su madre a su cargo, aceptó la oferta y viajó hasta España, previa escala en un aeropuerto alemán, según detallaron las mismas fuentes.

Una vez en España, fue recogida por la organización e informada de la deuda que había contraído con la misma por la gestión y gastos del viaje, que ascendía, según su declaración, a 8.000 euros. Para saldar dicha deuda debía ejercer la prostitución en el Club ‘Vaji’, cuya característica silueta en forma de una gran herradura sobre su azotea recordarán quienes frecuenten la Autovía A-6 a su paso por Tordesillas. Si no accedía a las condiciones de la red de trata de blancas, contaba con la amenaza de que su hijo y su madre, que se habían quedado en la República Dominicana, sufrirían las consecuencias.

Las investigaciones llevaron a los agentes hasta M. P., principal responsable de la explotación de la víctima, que estaba estrechamente relacionada con el mundo de la prostitución, hasta el punto de que ella misma ejercía el oficio. También ejercía la prostitución una hermana suya que, además, fue la persona encargada de acompañar a la víctima hasta el club y explicarle el funcionamiento del mismo, así como de ejercer un «control absoluto», detalla la Policía, sobre la misma mientras ejercía la prostitución.

Los beneficios obtenidos por la explotación de las víctimas y por su propio ejercicio de la prostitución eran enviados a la República Dominicana con distintos métodos, sobre todo el conocido como ‘pitufeo’, envío de remesas a través de empresas de envío de dinero utilizando distintos nombres tanto de remitentes como de destinatarios. También utilizaban, a través de ‘mulas’ o correos humanos, miembros de la organización que lo trasladaban oculto entre sus pertenencias.