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HABLA EL TESTIGO QUE GRABÓ Y SIGUIÓ AL KAMIKAZE BORRACHO

«A veces lo perdíamos porque se ponía a 160 por hora»

Tres jóvenes vigilaron el coche de alta gama para alertar del peligro a los que se acercaban

as televisiones se hicieron eco ayer de la exclusiva de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, que ofreció en primicia el vídeo del kamikaze por la autovía Valladolid-Segovia. Antena 3, La Sexta y La 8 de Valladolid fueron algunas de ellas.-EL MUNDO

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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«Intentábamos permanecer a su lado, pero a veces lo perdíamos porque se ponía al menos a 160». Con estas palabras uno de los tripulantes del vehículo que siguió en la madrugada del lunes al kamikaze de la A-601, con quien pudo hablar este periódico, explicó ayer los pormenores de la aventura.

Fue una peripecia que prefieren no repetir los tres jóvenes que se desplazaban desde Madrid en un utilitario. Apretaron como pudieron el acelerador para seguir en paralelo a un Mercedes de alta gama, en el que un conductor borracho amenazaba la vida de otros desplazándose en sentido contrario por la autovía Valladolid-Segovia. Finalmente, fue detenido en la rotonda de entrada a Valladolid, en el kilómetro 5 de la A-601.

«Le vimos poco después de la salida de Cuéllar. Nos dimos cuenta de que un coche se ponía a nuestra altura por el carril contrario», relató la misma fuente, que prefiere no publicar su nombre por precaución. «No dábamos crédito. Le dimos las largas, le pitamos, y pasados unos minutos decidimos avisar al 112 de lo que ocurría».

Dieron ese aviso a la altura del kilómetro 39. El número deja en evidencia que los jóvenes fueron testigo de casi toda la expedición del kamikaze. Después resultó ser un vecino de Cuéllar, de 38 años, que conducía bebido, triplicando la tasa de alcohol permitida, tras ‘pasárselo bien’ en las fiestas de su pueblo. Ahora se enfrenta a dos delitos contra la Seguridad Vial, uno por conducir bajo los efectos del alcohol, y otro por conducción temeraria.

«Era ya la una o así y no había mucho tráfico, pero se cruzaron varios coches. Pasamos miedo con algunos que tenían la intención de adelantar poco antes de encontrarse con él». Lo que intentaban era «avisar a los coches que llegaban de frente, con destellos de luz y con el claxon, para que se dieran cuenta del peligro».

El estado de ebriedad del conductor se les hizo evidente, puesto que «cambiaba de carril o conducía por el centro de la calzada de forma extraña». Además, «a veces aceleraba a toda pastilla y otras veces reducía hasta ponerse a 70 u 80 kilómetros por hora».

Esos altibajos en la velocidad permitieron al coche centinela entrar en Valladolid a la vez que el kamikaze. «Vimos el dispositivo de control de la Policía, que le dio el alto. A los demás nos dijeron que circuláramos», concluyó el testigo. Así terminaron unos minutos en los que temieron ver en ‘primera fila’ un accidente mortal. Más tarde recibieron la llamada de la Policía, para ir a declarar.

Como ellos, otros conductores dieron la alerta al 112 y a la Guardia Civil, que recibió numerosos avisos de colaboración ciudadana. Como el de los tres jóvenes centinelas, convertidos durante una noche, por azar, en ‘guardianes’ de la seguridad de otros conductores.

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