Un hospital ‘blindado’ contra los gérmenes

Un cierto temor ‘a coger lo que no se tiene’ aparece cuando se entra en un hospital, sobre todo porque los propios facultativos reconocen que el enemigo ‘invisible’ les supera a pesar de todas las precauciones y, en no pocas ocasiones, con resultados mortales para el paciente. Ahora, el Clínico de Valladolid diminuye sensiblemente el riesgo de infecciones hospitalarias.

Desde el pasado octubre, el hospital universitario se ‘blinda’ contra la contaminación al estrenar una central de esterilización puntera en Europa que mejora notablemente la limpieza y desinfección del instrumental médico de todo el centro.

Esta unidad aglutina todos los pasos que antes se realizaban en los quirófanos –donde se lavaba el material– y en una zona de esterilización de dimensiones mucho más reducidas.

La supervisora de la unidad de Esterilización, Elvira Cuervo, resalta la importancia del nuevo sistema que «centraliza» todos los procesos. «Da garantías, permite controlar cada paso y los resultados son más fiables», señala.

La tecnología, de última generación, supone un cambio absoluto respecto a la infraestructura anterior que sólo esterilizaba; mientras ésta también lava y empaqueta. Los equipos y los controles son ahora automáticos. Realizan, además, controles biológicos inmediatos que avisan de si un instrumento no está debidamente desinfectado o esterilizado, en cuyo caso habría que repetir el proceso. «Para los pacientes ofrece mucha mayor seguridad y eso es lo fundamental», añade Epifanio del Valle, subdirector de Enfermería de recursos materiales, que matiza que el Clínico tiene una incidencia de infecciones hospitalarias «inferior a la media del país».

Las nuevas instalaciones ocupan 600 metros cuadrados, divididos en tres grandes bloques donde se realiza la limpieza, desinfección, inspección, empaquetado, esterilización, almacenamiento y distribución. Los profesionales de esta unidad trabajan en tres turnos y son asignados cada uno a una sala concreta.

Se ha tardado casi dos años en levantar esta infraestructura desde que se proyectó y ha supuesto una inversión de 1,65 millones de euros. También requirió formar al personal de la unidad y coordinar a distintos profesionales.

Todo el material que se emplea en los quirófanos sale directamente a la nueva central por unos nuevos circuitos establecidos. «Su implantación ha supuesto que el personal se implique y se coordine, crear nuevos circuitos y unificar criterios», explica Elvira Cuervo.

Entre las novedades se encuentra también que el control y mantenimiento puede realizarse on line mediante equipos informáticos, que hacen que se puede vigilar toda la central desde dispositivos móviles y lanzan alertas inmediatas. Además, «la trazabilidad es total» por lo que se sabe «quién lavó una pieza, en qué máquina, quién la esterilizó y quién la empaquetó».

Contar con sistemas automáticos y unificar el procedimiento ha reducido los tiempos desde que un instrumental usado vuelve a estar esterilizado. En realizar el ciclo completo se tarda aproximadamente dos horas. «Algo muy importante dada la carga quirúrgica de este hospital», recuerdan quienes trabajan en él.

En el Clínico se efectúan tres tipos de actividad quirúrgica (convencional, de complejidad media y de complejidad alta, como cirugía torácica, neurocirugía o de trasplantes). Esto hace que los procesos de ordenación, clasificación, preparación y distribución «sean múltiples». «Existen más de 200 tipos de cajas quirúrgicas y cada intervención integra un número muy elevado de este instrumental por lo que luego procesarlo es complejo», apunta Del Valle.

Aunque aseguran que esta central «marca la diferencia», desde la Gerencia del hospital recuerdan que el tránsito de personas dentro del hospital continúa siendo «demasiado elevado» e inciden en que «cuanto más se reduzca, más se contribuirá a disminuir las infecciones». Por ello, abogan por externalizar el mayor número de consultas posible, algo ya previsto en el proyecto de obras del hospital.