Diario de Valladolid

Cultura

Moreno López se busca en la emoción del paisaje

El vallisoletano se reta en un género que aborda desde la fusión de lenguajes y la reflexión

Isidoro Moreno López posa junto a varios de sus cuadros en la Galería Lorenzo Colomo.-Miguel Ángel Santos

Isidoro Moreno López posa junto a varios de sus cuadros en la Galería Lorenzo Colomo.-Miguel Ángel Santos

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Arribes, cumbres nevadas, campos de Castilla, el torreón de un iglesia que desafía con su luz la caída de la noche... El paisajismo entra en la Galería Lorenzo Colomo de la mano del artista Isidoro Moreno López. El vallisoletano inaugura temporada en el emblemático espacio con la muestra Actos de fe.

Tras su paso por el espacio de Macías Picavea el pasado mes de marzo con la colectiva Entre lo concreto y lo abstracto, Moreno López (Valladolid, 1975), ya en solitario, vuelve a dar muestras de su maestría y sensibilidad para integrar lenguajes, para apropiarse de un paisaje que, lejos de reproducir, recrea, reinterpreta, buscando tanto la emoción como el desafío personal.

«Busco temas para retarme. ¿Cómo enfocar esas escenas tan claras y directas sin que parezcan una postal, dotándolas de vida y de sensaciones?», se preguntó el artista a este diario antes de la inauguración. «Cada vez pinto menos y pienso más», reconoció un creador que comenzó a exponer en los primeros años noventa. La frase, cargada de poso y de sentido, como cada una de las pinceladas de sus cuadros, no oculta el enorme trabajo que encierran la mayoría de sus cuadros.

Los hay que parecen el fruto de un ejercicio espontáneo, fresco y rápido, con sus pinceladas sueltas. Pinceladas que le sirven para plasmar un amanecer en Albarracín, casi abstracto. «Hay obras que no necesitan mucho para transmitir», explicó.

Los hay, sin embargo, que encierran un trabajo más concienzudo y reposado, como ese pico nevado en el que los barridos con espátula en un cielo frío y acerado dan paso a planos cargados de empastes. «Busco calidades, que las obras despierten sensaciones», admitió Moreno López. Ese paisaje, inhóspito y colosal cuando se contempla en la lejanía, se antoja como una suma de abstracciones cuando se observan en proximidad los planos.

La suya es una pintura de matices, de veladuras, de texturas que trabaja con unos óleos mezclados con barnices, que raspa con látex o que frota hasta que parece aflorar la superficie del lino sobre el que ha plasmado un rincón de los Arribes del Duero lleno de contrastes, con un río tan oscuro como la obsidiana, pero capaz de reflejar la luz que ilumina medio cañón frente al otro, oscurecido. También en la oscuridad, recargada de materia, Moreno López se aplica en los detalles.

Dos manchas en el cielo, una línea malva horizontal en un paisaje azulado cuyos contornos ha dibujado la luz. Detalles que dotan de equilibrio a la composición, que dotan de profundidad los cuadros.

En Acto de fe, que permanecerá hasta el próximo 15 de octubre en la Galería Lorenzo Colomo, brilla un fantasmagórico anochecer en Rodilana. Es el fruto de una visión, de la luz que atrapa en un instante la retina del artista, que interpreta la imagen para convertirla en un objeto plástico que acaba plasmando en un lienzo tras volver, noche tras noche, al mismo rincón. Para pintarlo. Para recrearlo.

tracking