Matarile Teatro apela a la emoción con 'Staying alive'

El Fetal, Festival de Teatro Alternativo, llega hoy a su hogar primigenio, el Teatro Corral de Anuncia de Urones de Castroponce. Lo hace de la mano de una compañía del prestigio de Matarile Teatro, con casi tres décadas de historia, con una identidad propia basada en la fusión de lenguajes escénicos y en el poder de sugestión de un cuerpo en movimiento y de una palabra que nunca tiene el papel predominante.

La compañía gallega de Ana Vallés y Baltasar Patiño lleva hoy a escena, a las 22.00 horas, Staying alive, espectáculo protagonizado por Vallés –que lo dirige–, y las bailarinas Mónica García, Janet Novas y Rut Balbís.

«En Staying alive hablamos de la situación en la que vivimos los habitantes del sur de Europa, del dinero que nos domina, de la búsqueda de las ilusiones que nos mueven, o del teatro como un lugar posible donde crear otra realidad y donde tiene cabida la magia, entendida como una posibilidad abierta de que sucedan las cosas de otra manera», explicó a este diario Vallés.

Vallés y su compañía «reivindican» frente al «discurso de la palabra, más intelectual», la capacidad de comunicación «a través del cuerpo y de la fisicidad del movimiento». «No queremos discursos narrativos, sino plantear una cultura asociativa para que el espectador se conforme una serie de sensaciones. Queremos llegar al sistema nervioso antes que al intelecto del espectador», explica la directora y actriz gallega, que mañana protagonizará junto a la iglesia de El Salvador de Urones Teatro invisible.

Para Matarile, es una cuestión tan natural como la vida misma pues, como dice Vallés, «no es nada que no suceda en ella». «La vida no está guiada por un discurso racional narrativo, sino que se va dejando influir por una serie de estímulos que se superponen continuamente. No queremos dirigir la mirada del espectador hacia un discurso concreto. Pretendemos abrir el abanico y plantear cuestiones», advierte.

Con Staying alive Matarile recuperó su actividad artística, en 2013, tras tres años de silencio. Le siguieron Teatro invisible y Hombres bisagra, en 2014. «No es algo casual que decidiéramos volver con un espectáculo con tres bailarinas en una compañía como la nuestra, que siempre ha dado tanta importancia al movimiento; también por como estaba la danza en Galicia, totalmente abandonada», subrayó Ana Vallés.