Diario de Valladolid

Cultura

«Las multinacionales tienen a Maquiavelo de autor de cabecera»

Entrevista a Fernando Cayo, actor. El vallisoletano inaugura este jueves el X Olmedo Clásico protagonizando ‘El príncipe’, una aproximación a Maquiavelo de Juan Carlos Rubio

Fernando Cayo-El Mundo

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Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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Exiliado. Sin caballos que ofrecer a su señor, ni armas, ni telas de oro, ni piedras preciosas... el diplomático florentino quiso congraciarse con Lorenzo de Médicis, su «Magnificencia», con algún obsequio. «No he hallado, entre las cosas que poseo, ninguna que me sea más querida, y de que haga yo más caso, que mi conocimiento de la conducta de los mayores estadistas que han existido», escribió como prefacio de El príncipe. Fue su obra inmortal.

Este jueves, Maquiavelo inaugura el X Olmedo Clásico. Este jueves, a partir de las 22.30 horas, su incómodo pensamiento removerá las gradas de la Corrala del Palacio del Caballero por obra y gracia del actor vallisoletano Fernando Cayo y del director y dramaturgo Juan Carlos Rubio. «Un príncipe que en todo quiere hacer profesión de ser bueno, cuando en el hecho está rodeado de gentes que no lo son, no puede menos de caminar hacia su ruina», sentenció.

Fernando Cayo, que vuelve al Festival de Teatro Clásico en la Villa del Caballero por partida doble, pues el próximo martes pondrá en escena La voz de nuestros clásicos de la CNTC, apadrinó la primera edición. «Me parecía fundamental que en una provincia como Valladolid, con esa tradición teatral y cultural tan fuerte, hubiera un festival de estas características. La Diputación ha demostrado que también así se puede dinamizar la vida cultural y económica de un pueblo», celebró.

Pregunta.– ¿Quién es este Maquiavelo de Juan Carlos Rubio y Fernando Cayo?

Respuesta.– Juan Carlos ha recopilado pasajes de El príncipe, El arte de la guerra, Discursos sobre la primera década de Tito Livio y de su correspondencia personal. A partir de ellos ha urdido un texto teatral en el que vamos a ver al propio Maquiavelo elaborando su pensamiento y hablando de su vida privada.

Él escribió El príncipe durante su exilio. Vivía en una finca y cuidaba del campo. Allí, privado de cualquier tarea política, fue donde realizó esta obra.

P.– Qué diría Maquiavelo al ver que la RAE define sus acciones como las propias de quien «actúa con astucia y doblez». ¿Le hace justicia?

R.– Con El príncipe él reflexionó sobre lo que era la práctica política. Hablaba de lo que sucedía, no de lo que a él le gustaría que fuera.Es la gran diferencia. Lo que nos ha quedado de Maquiavelo es que parece que defendía esa serie de comportamientos políticos, y no era así. Simplemente reflexionó sobre lo que son los hombres en su comportamiento social y político.Quizá donde reflejó mejor sus pensamientos, tal y como él deseaba que fueran los cosas, fue en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, donde plasmó su pensamiento republicano.

P.– Muerto Lorenzo de Medicis, a quien Maquiavelo ofrecía su saber, a quién vendería hoy sus servicios el pensador florentino.

R.– El saber de Nicolás Maquiavelo ahora mismo es muy utilizado, y no sólo en las universidades, en los estudios políticos y sociales. Las grandes multinacionales lo tienen como ‘autor de cabecera’ para sus directivos. También se acercaron a él los revolucionarios de los años setenta, usando su obra como manual de comportamiento.Cualquiera que desee profundizar un poco en la estructura del pensamiento del hombre que desempeña el poder encontrará en Maquiavelo una manera más profunda de conocer los mecanismos de su razonamiento.

P.– En El príncipe advierte de que la mejor forma de «gobernar Estados acostumbrados a vivir con sus leyes o en Repúblicas» es «arruinándolos»... Interesante reflexión en estos tiempos.

R.– Absolutamente. El espectáculo se cierra con un pensamiento dirigido a los ciudadanos, a un pueblo que está buscando un príncipe pleno de virtud, ético. Es el deseo que nos mueve a nosotros a la hora de hacer el montaje, que la gente sea capaz de darse cuenta de cuáles son los mecanismos de poder, para que sea capaz de elegir, en teoría, mejor.

P.– A pesar de que Maquiavelo defendía la idea de que un buen príncipe debía ser capaz de obrar el mal para conseguir el bien.

R.– Él habla siempre de cosas que los demás ni quieren pensar. Cuando meditas sobre el comportamiento político de los hombres, desde antes de la Grecia clásica hasta nuestros días, lo primero que te das cuenta es que alguien que está en el poder, tal y como éste está estructurado, a veces tiene que obrar para mantener el orden de manera que a priori parece poco ética. Es la realidad de la que él habla. No es lo que opino yo ni es lo que a mí me gustaría. Eso es así. Da igual que te pongas en un lado o en otro. Da igual que hables de Obama. Da igual que hables de una dictadura. Todos aquellos que han tratado de organizar o dominar a los hombres en política han pasado por eso.

P.– Maquiavelo decía que «los hombres olvidan más pronto la muerte de un padre que la pérdida de su patrimonio». ¿Ha cambiado algo la sociedad cuatro siglos después?

R.– No, no hemos cambiado. El hombre tiene muchas cosas positivas, pero hay una gran parte de él que busca su propio interés, el mal del otro... No hay más que leer el periódico para entrar en contacto con todo esto.

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