Julio Reyero analiza ‘La espiral de la pobreza’

La caridad como herramienta de control social. «Para conseguir que la vergüenza cambie de bando tenemos que unir a los viejos pobres y a los nuevos pobres, a la juventud precaria, a la gente de los barrios más machacados, a los parados de la construcción, al chaval que tiene la tesis y es becario postdoctoral...», proclama ante la cámara Manuel Cañada, uno de los impulsores del Campamento Dignidad de Mérida. Él es uno de los protagonistas del documental Ouróboros. La espiral de la pobreza, dirigido por Rafael Fuentes de Toro a partir de una investigación del vallisoletano Julio Reyero. Un trabajo que exige una mirada crítica hacia cierta manera de entender la labor asistencial.

Ouróboros, tras su estreno en Matadero Madrid el pasado mes de marzo, se proyectará el próximo 29 de mayo en el Centro Cívico ‘Bailarín Vicente Escudero’, a partir de las 20.00 horas.

La de Manuel Cañada es sólo una de las voces que recoge Ouróboros, que proyecta el pensamiento, entre otros, del que fuera embajador de España en el Vaticano Gonzalo Puente Ojea, o de la presidenta del Consejo General de Trabajo Social Ana Lima.

El documental pone el foco en el trasvase de recursos públicos hacia instituciones de caridad administradas, fundamentalmente, por estructuras de carácter religioso o privado, que ignoran el origen de la desigualdad y chocan con el enfoque de los proyectos de movimientos sociales basados en la solidaridad, que han aflorado con la crisis.

Tanto es así, que iniciativas como el Banco de Alimentos 15M Tetuán se han encontrado con la oposición de Fesbal (Federación Española de Bancos de Alimentos) por el uso de la ‘marca’, pese a compartir fines. Tetuán, como Córdoba, Mérida y el barrio madrileño de Manoteras, donde existe una red vecinal de solidaridad y apoyo mutuo, son los escenarios de Ouróboros.

Contra la lógica

«Lo de Tetuán, por ejemplo, escapa a la lógica, pues en lugar de la colaboración los primeros se encontraron con denuncias de la Federación», explicó ayer a este diario Reyero. «Hay un afán de acaparar. El problema es el modelo: Cáritas, Intermón o el Banco de Alimentos, por ejemplo, no cuestionan lo que está pasando, las medidas políticas que han llevado a muchos a la pobreza. No lo hacen porque están con ellos, porque reciben ayudas del Fondo Español de Garantía Agraria, por ejemplo, que son negadas a otros colectivos», advirtió el vallisoletano.

El documental evidencia la necesidad de reformular la noción de pobreza en España. «Cada vez hay más pobres. Esto es algo reconocido, una realidad de la que no escapan quienes antes pertenecían a una clase media. Esos nuevos pobres, por vergüenza, reciben ayuda en su casa, en cajas, mientras que hay otro grupo que no tiene reparos en hacer colas para solicitar la ayuda, porque tienen asumida su situación. Como dice Cañadas, se les está aislando en grupos, haciéndoles invisibles. No se fomenta el encuentro ni la asociación para buscar soluciones... A veces se condicionan las ayudas al silencio», advirtió el responsable del documental producido por la FAI, que pretende lanzar Ouróboros al circuito de festivales.