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Sanidad

Pigmentos de identidad femenina

«No se trata de estética, es mucho más que eso», cuenta Esther Velasco, que lleva 25 años pintando areolas a mujeres mastectomizadas /«Les cambia la cara, es como si les devolvieras algo»

Esther Velasco aplica micropigmento a una mujer en el centro de Valladolid-José C. Castillo

Publicado por
Esther Neila
Valladolid

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Mira con el rabillo del ojo a las clientas tendidas en su camilla. «No pierden detalle del proceso y ves cómo les va cambiando la cara», relata Esther Velasco, que lleva 25 años pintando areolas a mujeres operadas de cáncer de mama. «Es como si les devolvieras algo», añade.

Y algo de eso hay. Su trabajo no consiste sólo en recuperar un rasgo corporal desdibujado tras una mastectomía. Esa ‘guinda del pastel’ representa su identidad femenina, imprescindible para reconocerse «frente al espejo». «No se trata de una cuestión estética; es mucho más que eso», cuenta.

Luisa Lobete, gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Valladolid, cuenta que esta micropigmentación no está financiada en los hospitales públicos. Sacyl sí asume la reconstrucción de la mama en pacientes oncológicos (que puede incluir incluso la formación rugosa del punto del pezón con piel de la propia paciente) pero no costea la coloración de la areola alrededor. 

Los propios médicos remiten a centros especializados como el de Esther Velasco, que trabaja en Valladolid, aunque también viaja por toda Castilla y León para inyectar su color a clientas de otras provincias.

Usa pigmentos de seis tonalidades, «mezclas ya preparadas» que «nada tienen que ver» con las tintas de un tatuaje, «donde se usan colores primarios».

Con agujas «finísimas» enlazadas a una «máquina con ocho velocidades», ella consigue «el efecto tridimensional». «Es pintura hiperrealista», explica quien combina los colores «para lograr volúmenes, profundidad y efectos de luz». Con ese pigmento «puedes crear la ilusión del pezón».Aplica «distintas técnicas de sombreado y luminosidad» para «imitar el volumen» y simular sobre una superficie plana incluso el relieve de los tubérculos de Montgomery, esos pequeños bultos dispersos alrededor de la areola. 

Primero ‘calca’ el diseño sobre la piel, traza las líneas de referencia y recrea el dibujo. «Cuando sólo les han extraído una mama, imitamos al otro pecho», explica Velasco. Si la reconstrucción afecta a los dos pechos, es la cliente la que elige, apostilla, junto a un catálogo de formas y tonalidades. «Hay tantas areolas como mujeres», añade al matizar que incluso existen modas en el asunto. «Ahora la gente las pide más oscuras», asevera.

Su catálogo de micropigmentaciones paramédicas incluye el «camuflaje de las cicatrices» de una intervención quirúrgica. Y también realizan trabajos faciales, algunos con fines meramente estéticos, como en los ojos o los labios, y otros destinados a pacientes oncológicos que van a someterse a un tratamiento de quimioterapia, como es el caso de la coloración de cejas y pestañas. Además, ofrece «minicursos gratuitos de automaquillaje» con «trucos» para recuperar «el color de la piel y la expresión facial».

«Es muy importante sentirse bien porque en estas personas el aspecto psicológico es muy importante», considera la micropigmentadora vallisoletana, que ha dibujado estos círculos sobre el cuerpo de cientos de mujeres. «Son muy valientes, con unas enormes ganas de vivir;para mi estar con ellas también es una terapia», confiesa.

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