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Religión

La Iglesia no aparta al exorcista: «La imputación no es una acusación»

La jueza llama a declarar como imputado al sacerdote de Valladolid que realizó trece exorcismos a una menor burgalesa / El Arzobispado: «Queremos que hable, que cuente lo que hace y así aclarará todo»

El sacerdote Jesús Hernández, ayer, a su llegada a la Catedral de Valladolid-J.M.Lostau

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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El exorcista no será apartado, aunque corra el riesgo de ser acusado y condenado. El Arzobispado vallisoletano no tomará ninguna decisión sobre el sacerdote Jesús Hernández por su imputación en el caso que investiga los trece exorcismos que reconoció a este periódico haber realizado a una menor burgalesa. Y no lo hará porque «una imputación no es una acusación formal», aseguró Luis Argüello, vicario de Valladolid.

Argüello explicó que en el Arzobispado desconocen «el contenido» del auto de imputación. «Sin saberlo es difícil opinar». Tampoco tienen claro qué se investiga, si el ritual en sí mismo o el contexto en el que se realizó. «Sólo sabemos que lo han convocado a declarar, desconocemos si la jueza discute si son legítimos los exorcismos, que no creo que sea eso, o si lo que investiga es la forma de hacerlos y su entorno familiar».

La magistrada del Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos, que instruye el proceso de diligencias previas por un posible delito de malos tratos a una menor burgalesa sometida a 13 exorcismos en Valladolid, ha citado a declarar a este sacerdote –que aunque pertenece a Valladolid es el presbítero exorcista de todas las diócesis de Castilla y León– y a J. C. S. V., catequista de la joven en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Burgos cuando ocurrieron los hechos.

La joven tenía 16 años, episodios de ansiedad y un trastorno de la alimentación cuando sus padres decidieron someterla a este ritual por creer que estaba «poseída por el maligno». Cuando cumplió la mayoría de edad, el pasado agosto, sus tíos maternos, que desaprobaban estas prácticas, denunciaron a los padres.

El vicario vallisoletano sostuvo que para el Arzobispado lo primero es conocer al detalle el auto y lo siguiente que el sacerdote Jesús Hernández declare y explique su versión de los hechos. «A partir de ahí ya veremos el siguiente paso».

La imputación llega después de que en la declaración de la profesora de religión, que presuntamente actuaba como consejera espiritual de la familia de la joven, citara a las autoridades eclesiásticas burgalesas como quienes recomendaron efectuar el exorcismo.

El vicario general de la diócesis de Burgos, Andrés Picón, reconoce que «dos personas relacionadas con la familia, pero no los padres», le pidieron el permiso para realizar exorcismos en Valladolid. «Me dijeron que había algunas cosas que le pasaban a la chica, que podría estar poseída y tenía que dar mi autorización por ser de otra diócesis y la di».

Pese a toda la polémica, defiende el exorcismo como un servicio más de los que ofrece la Iglesia. «Para nosotros el exorcismo no es común, pero no es algo malo, es una oración. Es un proceso en el que hay más personas ajenas a las dos partes que dan cuenta de que no es nada raro o inmoral».

En la misma dirección se pronunció el vicario vallisoletano. «Defendemos el derecho de los fieles a pedir esta oración pública».

Picón insistió en que la intención de las diócesis es que se explique cuanto antes. «Queremos que hable, que cuente lo que es, lo que hace y la jueza se pueda hacer una idea de lo que realmente ha sido y así lo aclarará todo», señala. Entiende que no conocer en qué consiste «lleve a considerar que es un maltrato», pero asegura que no es así y confiesa sentirse abrumado y un poco culpable «por no haber seguido la pista» a este caso. «Me fié, todos intentamos actuar de la mejor manera, la chica tenía muchos problemas, se ponía violenta... no sabían qué hacer sus padres».