Sucesos
Los ladrones de cable roban 50 kilómetros del alumbrado urbano
Sólo en los tres primeros meses de 2014 los cacos del cobre cometieron 52 robos en 22 calles y parques / La factura para reponer el material sustraído supera los 200.000 euros
El robo de cable del alumbrado público urbano no cesa, incluso va a más. El pasado año los servicios municipales tuvieron que reponer 50 kilómetros de cable robado para obtener el cobre, según se recoge en la memoria de la Gerencia de Urbanismo. El último año del que se disponen datos, el 2012, fueron 32 los kilómetros de cableado que fue necesario reponer. En 2013, la factura para reponer todo lo robado ascendió a 273.000 euros, cantidad que, a falta de concretar los datos, también se alcanzó el pasado año.
Sólo en la primera quincena del mes de abril de 2014, los ladrones de cable robaron en 22 calles y parques de Valladolid. En total se llevaron 6.570 metros de cobre, aunque un tercio, 2.200 metros correspondió a un solo robo cometido en la carretera de Segovia, uno de los lugares que se repiten en las estadísticas.
La VA-30 es otro de los lugares habituales y el pasado año se repitió. Ya en 2013, los dos golpes de mayor cuantía, de 21.0000 euros y 20.000, se cometieron en este trazado viario, donde sólo en los tres primeros meses del pasado año se contabilizaron tres robos.
De los 52 robos de cable registrados hasta marzo, el de mayor envergadura por su importe económico, 9.372 euros, fue el cometido en los jardines que se encuentran detrás del auditorio Miguel Delibes
Lo habitual es que los autores elijan lugares un tanto apartados para extraer el cable de las farolas, ya sea carreteras o parques, pero casi ningún sitio se libra. Uno de los robos cometidos el pasado año tuvo como escenario la Pasarela del Museo de la Ciencia. La rotonda de Puente Duero, con tres robos, el Paseo de los Almendros o las farolas de los parques Ribera de Castilla, Villa del Prado, del Mediodía, éste en tres ocasiones, y el del Camino del Cabildo, está también entre los lugares saqueados en busca del cobre.
Pese a que, en un intento por ponérselo más complicado, en determinadas zonas las cajas de las farolas están soldadas nada parece detener a los buscadores de cobre, que utilizan métodos más expeditivos. Uno de los procedimientos observados es empotrar el coche contra la farola para así dejar al descubierto el entramado de cables.