«Lo peor de sentirte obligada a irte es dejar a la familia»

Hace cinco años Alicia Cuesta terminó Fisioterapia y con 25 trabaja como profesora e investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid. Investiga -en colaboración con el CSIC y otras universidades- en un proyecto que trata de desarrollar un exoesqueleto para ayudar a los pacientes a andar. «Ya están los prototipos y estamos en fase de pruebas», dice satisfecha.

Atraída por esta rama, siempre supo que no podría trabajar en Segovia: «No hay campo laboral; si hubiera optado por fisioterapia clínica, quizás sí, pero en investigación no hay nada», lamenta.

Hizo un master en la universidad y empezó «a meter cabeza». Primero un año de colaboradora sin remunerar; luego becaria; después profesora a tiempo parcial y ahora ‘profesora visitante’, con un contrato completo de un año de duración; «renovable», subraya. «Hasta que no pase la crisis no creo que mejoren las condiciones laborales, pero trabajo en algo que me satisface», asegura.

Echa de menos «la vida de Segovia y sobre todo a la familia», dice. «Es lo peor de sentirte obligada a marchar para poder trabajar». «A los amigos no les echo de menos porque están todos aquí. ¡Qué remedio!: Madrid da más oportunidades, pero esto es demasiado grande y prefiero Segovia».

No se plantea trabajar fuera de España. «El extranjero es para periodos cortos», responde. «Prefiero quedarme en España por los siglos de los siglos».