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Sanidad

Los afectados por la Hepatitis C se encierran en el Clínico

Pretenden sostener su protestas durante tres días para reclamar "que prime la salud sobre los intereses económicos"

La plataforma vallisoletana de afectados por la hepatitis C pide tratamiento para todos en el hospital Clínico de Valladolid-Ical

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ICAL

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La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C en Valladolid inició un encierro que se prolongará los próximos tres días en el hall de acceso al Hospital Clínico de la ciudad, para protestar por la política que el Gobierno central está imponiendo, restringiendo el tratamiento con Sovaldi a los afectados por esta enfermedad. “Queremos hacer visible el problema porque los tratamientos de última generación no están llegando a los afectados, o llegan en cuentagotas, y hay gente que los necesita de forma urgente”, denunció el representante de la agrupación, Luis Miguel Durán.

Rodeado por pancartas donde se lee 'Los recortes matan, tratamiento para todos' o 'Menos corrupción y más medicación', Durán denunció que “la Administración está intentando sacudirse el problema de encima, poniendo el foco del problema en médicos, enfermeras y farmacéuticos, cuando lo mínimo que podrían hacer es asumir su responsabilidad, ser valientes, y decir que no lo administran por criterios económicos. Dicen que se está prescribiendo la medicación a todo el mundo que la necesita, cuando saben de sobra que eso es mentira”.

Alrededor de treinta personas iniciaron las protestas, que se prolongarán hasta la tarde del jueves, ya que, según sus estimaciones, hay al menos once personas (sólo en la plataforma) que necesitan el tratamiento con urgencia. El viernes 6 de febrero han convocado además a las fuerzas políticas de la ciudad y de la Comunidad para que se posicionen al respecto, para dejar paso un día después a una concentración convocada a las doce del mediodía para que la ciudadanía de Valladolid muestre su apoyo a los enfermos de Hepatitis C.

El drama, de cerca

Entre las personas que iniciaron el encierro, uno de los más mayores era José Ángel Suárez, que lleva más de medio siglo conviviendo con la enfermedad, y que lamenta con un poso de tristeza “que dejen morir a la gente habiendo un medicamento que podría curar”. “Yo llevo con la Hepatitis 53 años y no ha habido medicamento hasta hace dos años. He vivido con Hepatitis crónica, pero tras un año sin recibir citación médica, en 2014 me llamaron y me dijeron que tenía cirrosis. Y la cirrosis ya es el camino hacia la nada”, sonríe con amargura.

En declaraciones lamenta “que dejen a la gente llegar a esto por motivos económicos”, y asegura que “si los políticos pensaran a largo plazo, que no lo hacen, saldría barato porque se erradicaría la enfermedad y desaparecería”. “Se está poniendo precio a la vida de las personas, e iremos hasta donde haga falta para hacer visible este problema. Es dramático para los jóvenes, que tienen toda la vida por delante; yo ya soy mayor, pero también tengo que luchar por mi vida”, expone.

Otro de los concentrados es Juan Carlos Puente, a quien detectaron el virus en febrero del pasado año en una revisión médica rutinaria. Tras constatar la presencia de la enfermedad, nuevas pruebas le confirmaron que tenía el hígado afectado por una cirrosis que le había provocado dos tumores en el hígado. “Empezaron a hacer pruebas y el único tratamiento que había para extirpar esos dos tumores era el trasplante. Entré en lista de espera y me trasplantaron en septiembre, iniciando el tratamiento con Sovaldi el 19 de septiembre, que tuvieron que interrumpir porque afectaba a otros órganos. Ahora mismo tengo el hígado posiblemente otra vez invadido, y estoy a la espera de que los hepatólogos me digan cuándo y cómo se puede retomar el tratamiento”, desgrana.

Consciente de que su caso personal es diferente al del resto, al haber recibido parcialmente el tratamiento, confiesa participar en el encierro “en apoyo a todos los compañeros”, reclamando “que mientras haya un medicamento que cura la Hepatitis, se entregue a todos los que lo necesiten”. “Está claro que esto es una cuestión única y exclusivamente económica, por cuestiones políticas. Como ciudadano y como enfermo estoy decepcionado, porque veo que el Gobierno prefiere dejar morir a la gente antes de gastar un dinero, y la salud de los ciudadanos está antes que la cuestión económica”, relata.

Otro de los afectados es José María Fernández, cuya relación con la Hepatitis se inició en 1976, cuando le realizaron unas transfusiones por un linfoma intestinal. La confirmación de que la enfermedad habitaba en su cuerpo no llegó hasta los años 90, y desde entonces son muchos los tratamientos que ha probado, desde la Ribavirina hasta el Interferón, que son contraproducentes con otras dolencias que tiene diagnosticadas. En 2011 a José María le detectaron fibrosis en el hígado y desde entonces también ha desarrollado cirrosis.

A día de hoy, y descartado el uso de Interferón, sólo le quedaría la alternativa del tratamiento con Sovaldi, pero sigue a la espera. “Detrás de todo está el problema de las patentes de las farmacéuticas, que se están blindando para poder imponer los precios que quieren. Para mí la alternativa sería, como recomienda la OMS, intentar conseguir precios más justos para los medicamentos, algo que ya logró Estados Unidos contra Bayern cuando comenzaron los ataques de Antrax tras el atentado de las Torres Gemelas. Bush presionó a Bayern para que fabricaran esas pastillas a un precio asequible, y ése sería también el camino ahora, antes que acceder a pagar estas burradas de precios que no van a cubrir a todos los enfermos que hay, ni en España ni en el mundo”, sentencia.