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La ayuda alimentaria bate récords

El Banco de Alimentos cerrará el año con 2,3 millones de kilos entregados y 17.000 personas atendidas al mes, 5.000 más que en 2013 / Jesús Mediavilla. «La recuperación tardará años en llegar a mucha gente»

Dos personas entregan alimentos a los voluntarios durante la gran recogida celebrada el pasado mes de noviembre-Pablo Requejo

Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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El Banco de Alimentos de Valladolid batirá en 2014 un doble récord, el de personas atendidas y el de toneladas de comida repartidas, aunque su presidente, Jesús Mediavilla, hubiera preferido no tener que llegar a estas marcas. Pero la anunciada recuperación ni se atisba en el trabajo diario de los voluntarios que reparten comida a las 198 asociaciones que, a su vez, los distribuyen luego entre las personas y familias que no tienen otro recurso para cubrir sus necesidades básicas de alimentación.

El año terminará con 3,3 millones de kilos distribuidos en Valladolid, 850.000 más que en 2013, y una media de 17.000 personas al mes atendidas, aunque el pico llegó en algunos meses a 21.000. Son 5.000 más al mes que el pasado año, un ejercicio en el que ya fueron 12.000 los beneficiarios mensuales.

Aunque la solidaridad es una de las principales fuentes de abastecimiento, no se habría podido llegar a estas cifras sin la donación de alimentos del Fondo Español de Garantía Agraria, el Fega. Cada semana llega un camión con productos excedentarios comprados por el Fega a las cooperativas y de esta forma el Banco de Alimentos recibirá 500.000 kilos de frutas y verduras en 2014.

Es Navidad y en el Banco de Alimentos también se nota. El ajetreo empezó en noviembre y se mantiene en diciembre. Todo para que los 17.000 que reciben cada mes el sustento de esta despensa para los más necesitados no carezcan estos días de lo más elemental. No hay lujos, pero se ha subido la dosis de leche de un litro por persona y mes a dos litros -tres ya pondrían en peligro las reservas - y se ha podido repartir aceite, algo que no se puede hacer siempre.

La gran recogida del pasado 28 de noviembre llenó los estantes del Banco, exhaustos tras un año desbordados por las necesidades, con 275.000 kilos de provisiones, récord de solidaridad, pero no durarán mucho. Es lo mismo que se repartió el pasado mes de noviembre y casi lo mismo que se repartirá también éste.

Los estantes se vacían al ritmo de unas 200.000 toneladas de alimentos al mes, pero la solidaridad tampoco para. «Llega gente con coches llenos (de alimentos)», afirma Mediavilla, muy agradecido a los vallisoletanos por «volcarse» en la gran recogida y por la ayuda prestada durante todo el año. Una solidaridad que necesitarán también en 2015.

La meta para el próximo año, como lo es en éste, será «que nadie pase hambre y que ningún alimento básico les falte a las familias», pero visto lo visto calcula que «como mínimo se van a mantener las cifras de 2014».

El presidente del Banco de Alimentos no pone en duda que los datos macroeconómicas enfilen hacia la senda de la recuperación y la salida de la crisis, pero advierte de que el colectivo de personas que recurre a ellos en busca de comida «tardará muchos años en llegar a percibirlo».

La gran bolsa de personas que llaman a la puerta del Banco de Alimentos como último recurso son mayores de 45 años, padres de familia en la mayoría de las casos, «que no logran encontrar trabajo, no pueden pagar la hipoteca o los gastos de la casa y les da vergüenza recurrir a una entidad benéfica». «Verdaderos dramas», resume Mediavilla.

A éstos hay que sumar, como segundo gran colectivo de beneficiarios, el de los que tienen trabajos precarios o perciben sueldos que no dan para llegar a fin de mes. «El hambre no se ve, puedes ver a una persona ‘normal’, pero lo está pasando mal», añade el presidente del Banco de Alimentos.

Lo que tiene claro Mediavilla es que sin la contribución de los bancos de alimentos, de Cruz Roja y de Cáritas «la situación en España sería mucho más difícil» y que estas tres entidades realizan «una labor que le compete hacer al Gobierno».

Aunque con reservas todavía tras la última recogida, todo lo que reciben es poco para cubrir tanta necesidad. Además de leche y aceite, y dado que no pueden distribuir productos frescos, las conservas, de pescado, de carne, es lo más prioritarios, además de alimentos infantiles.