ENTREVISTA
Pasión Vega: "He tenido que vaciarme y que pintaran encima de mí"
La cantante presenta 'Todo lo que tengo', que arracará gira en febrero en el Palau de la Música
Pasión Vega (Madrid, 1976) aparece radiante con un traje rojo para hablar de 'Todo lo que tengo', un nuevo paisaje sonoro que recorre Latinoamérica con 13 canciones de un ramillete de compositores. Una apuesta arriesgada que afronta sonriente como siempre y que estrenará el próximo 21 de febrero en el Palau de la Música.
-En este disco ya no mira con el rabillo del ojo a Latinoamérica. Ahora la mira de frente. ¿Había ganas?
-Es un disco valiente, incluso diría arriesgado. Hace tiempo que quería abordar algo así, pero sin hacer versiones. Quería incorporar nuevo repertorio y defender la música que se está haciendo ahora al otro lado del Atlántico, que es diversa y muy interesante, pasándola claro por mi filtro, por mi voz, y llevándola también a mi tierra, al Sur.
-Habitualmente es la artista a la que le llegan maquetas de compositores ofreciéndole canciones. Pero en este caso ha sido usted quien se lanzó a buscar productor en Google, ¿no?
-Así es, tal cual. Hacía tiempo que tenía en mi cabeza hacer algo así, un mapa musical de lo que es Latinoamérica ahora, pero no sabía por dónde tirar. Así que tecleé músicos interesantes en Latinoamérica.
-Y llegó hasta el venezolano Gustavo Guerrero.
Y me aparece él (Risas). No es un hombre muy dado a las entrevistas y a aparecer en redes, pero ahí estaba. Él hizo un proyecto en Madrid con Nacho Mastretta. Le conté mi idea y aquí está el resultado, donde canto a ritmo de danzonete, bachata, tango, sangueo, ranchera, bolero...
-Lo grabó en septiembre en un estudio de México, el Desierto Casa Estudio que de desierto no tiene nada.
-Qué va. Desde los ventanales se toca la naturaleza, la selva en todo su esplendor, con sus enredaderas. Hasta hay colibríes volando por allí. Es una casa estudio de madera con un suelo que te pega a la tierra. Es un sitio muy especial. Con mucha energía.
-Y con todos los músicos pasando por allí, ensayando y tocando.
-Eso es algo muy importante y a veces no se cuida lo suficiente. Para un proceso creativo como este era básico estar todos juntos y a gusto. Y poder conectar conmigo misma, con la tierra y con ese repertorio.
-¿Es exagerado decir que ha tenido que aprender mucho?
He tenido que vaciarme para quedarme en blanco y que pintaran encima de mí. Tenía que abordar unos palos que no he tocado nunca, así que he tenido que delegar en músicos que saben mucho más que yo, que me han marcado el camino y me han dicho por aquí sí o esto mejor no. He escuchado muchas grabaciones, muchas peteneras y malagueñas...
-Yo no sabía ni que existiera la malagueña venezolana.
-Existe, existe. Se quedó. Esas melodías que llegaron allí han seguido a lo largo de los siglos y en mi Málaga, de la que estoy tan orgullosa, se cantan de otra manera, pero armónicamente son muy parecidas. Aquí hay un cuatro venezolano que te da la introducción, pero después es muy similar.
-Hábleme de los autores.
-Hay gente de muchos países, de allá y de acá, y muchos muy jóvenes, como Silvana Estrada o Laura Itandehui. Está también Mariana Carrizo, una coplera de Salta que me ha regalado una petenera mexicana junto con Eloy Zúñiga. Está Esteban Copete, Jorge Drexler... Son historias cotidianas, alguna leyenda, la melancolía de la tierra que se deja atrás, la idea de renovación, de volver a empezar...
-¿Pasión Vega también está en esa fase ahora?
-'Todo lo que tengo', que es el sencillo, lo escribió Jorge Marazu, y justo salió de una conversación telefónica en la que hablamos largo y tendido de esta idea que me rondaba. Después de celebrar los 25 años en la música con '40 quilates', yo le decía que ahora me tocaba arriesgar, sumar. Aunque tampoco es un cambio de dirección porque una es la artista que es y tiene la voz que tiene, quería hacer algo que me sacudiera por dentro, que me motivara a aprender.
-Y la puesta de largo será en el Palau de La Música.
-Eso es. El 21 de febrero. Allí empezamos una gira que me gustaría prolongar hasta México y Argentina, sin duda. Ahora tenemos que adaptar todo lo grabado a los conciertos, porque van a escucharse sonidos y aparecer instrumentos diferentes a los que estamos acostumbrados.
-¿Satisfecha del vestido de flores que le han dibujado para la portada?
-Encantada. Y era otro riesgo. No salir con una foto mía en la portada. Es la primera vez y este es mi noveno disco. Jimena Estíbaliz, que es una mexicana muy jovencita, lo ha clavado con sus dibujos y sus flores. Yo quería remarcar que es un disco diferente. Soy yo en esencia, pero lo que importa es el contenido.
-Ha cantado en los principales teatros, pero tiene una espinita: Mérida.
-Me encantaría. Y nunca suena la flauta. Vamos a dejarlo dicho, por favor. Mi madre era extremeña, de Fregenal de la Sierra, y aquel templo del teatro y de la música me maravilla. Ya he cantado en la Alhambra, en el Liceu, en el Real, y espero hacerlo en el teatro romano de Mérida.
-Y fuera del escenario, Anita no es muy amiga de exponer su vida.
-Es que soy muy tímida (Risas). Bueno, es como uno es. Yo creo que hay que mantener un cierto misterio, ¿no? Yo soy una persona discreta en mi vida cotidiana. Y el estar sobreexpuesta a los demás no va conmigo, me asusta, me da miedo. Prefiero que me vean cantar que no si soy simpática o antipática. Las redes sociales, donde todo el mundo puede opinar, pueden ser muy crueles.
-Su hija, Alma, ¿qué dice de la mamá artista?
-Tiene 5 años y le gusta venir a los conciertos. Aplaude mucho. La llevo también a ver a otros compañeros al teatro y se queda mirando fija. Es muy sensible y lo capta todo. Es una fan (Risas).
-Vive en Cádiz, pero su Málaga está que se sale.
-Está 'in crescendo' total. Con los museos. Con el teatro que ha abierto Antonio Banderas. La oferta cultural lo ha cambiado todo. Antes era solo una ciudad turística; ahora es mucho más. Los malagueños estamos muy orgullosos, muy felices.