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Editorial

Cuando la política en Castilla y León se ejerce desde el rigor y la sensatez

Bomberos de la Diputación de Valladolid y militares de la UME en el centro comercial Bonaire tras el paso de la DANAAgencia ICAL

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La catástrofe de Valencia, que nos tiene sobrecogidos cada hora que pasa, ha sacado a relucir la mediocridad y la indecencia de la política en distintas medidas y en distintos estamentos. Más lodo. Por si había poco. Por fortuna, Castilla y León ha vuelto a comportarse con la sensatez y serenidad de la que su política y sus políticos suelen hacer gala en los momentos de zozobra, cuando parece que todo se va al garete.

Un gobierno, el de Alfonso Fernández Mañueco, discreto y respetuoso con la tragedia de nuestros compatriotas. Dedicado a colaborar y prestar toda la ayuda necesaria que precisase Valencia. Y la ayuda no se acaba con la limpieza del lodo y el achique del agua. Llega la reconstrucción. Y ahí estará la Junta, que somos todos. Un jefe de la oposición, Luis Tudanca, leal a la hora de respaldar, también desde la discreción que requiere el duelo, la labor del ejecutivo. Suficientemente leal como para reconocer que había sido informado en todo momento de las decisiones de ayuda que tomaba su principal rival político. Y hasta un ex vicepresidente, hoy portavoz del tercer partido del arco parlamentario, remangado en la zona cero de la DANA, la tierra de su esposa, para participar y trabajar en el reparto de alimentos y agua para los damnificados, que pese a ser pobres se han quedado sin nada. Son las múltiples formas que la política elige para ser útil y servicial en los peores momentos de nuestras vidas. Y todo pese al chau chau cansino del amargado y rabiado de siempre del arco parlamentario, preocupado de pontificar y sermonear a todo hijo de vecino. Afortunadamente ya no le escucha ni la familia. Un alcalde, el de Valladolid, Jesús Julio Carnero, llamando a otro, el de Aldaia, al que no conoce de nada, pero con el que empatiza en sufrimiento. Un alcalde, como muchos otros alcaldes o presidentes de diputaciones. Políticos todos. Ejemplares en el ejercicio de su oficio. Un ministro de Valladolid, el de las obras, Óscar Puente, dedicado con tesón al servicio público. A reconstruir y contarle a la gente el estado de la movilidad en los peores tiempos de la movilidad que ha vivido este país. Así es la política en los tiempos del horror, admirable. Así debería ser siempre la política. Una actividad útil y práctica dedicada a mejorar la vida de las personas.

Hoy hay pleno en las Cortes de Castilla y León. Se les ruega encarecidamente a los 81 inquilinos de ese mamotreto que sufragamos con 25 millones al año que no estropeen la dignidad, la decencia y la cordura que han exhibido con la tragedia que ha golpeado con furia y saña Valencia. No se esfuercen en ponerse en evidencia, ahora que tanta altura han evidenciado.