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VALLADOLID no gana para sustos. Al cierre de la fábrica de Bimbo, que cierra y se marcha de la capital vallisoletana con los donuts a otra parte, no se dejen engañar por las algarabías de estos de Comisiones Obreras, que ni ellos se creen porque se ven obligados a rectificar su propia nota de prensa para decir aquello de ‘ojo que no es oro todo lo que reluce’. Pues bien, a esta fuga de la multinacional de la alimentación industrial se le une ahora el susto morrocotudo del frenazo de Renault a la fabricación del coche eléctrico en la planta vallisoletana.

Ni mes y medio ha durado la alegría, desde que el Ministerio de Industria anunciara que la multinacional del rombo recibiría más de 31 millones para el impulso en Valladolid del coche eléctrico, como antes lo había recibido para Palencia, a que ayer se supiera, pero no por boca de Renault, que nanai, que la firma francesa no quiere esos millones de fondos europeos.

Y, todo esto, sin una sólo explicación.

Está claro que son estrategias empresariales, pero sería bueno, quizás, que igual que se emiten comunicados de cuestiones que interesan más bien poco o nada a los trabajadores y, mucho menos, a los ciudadanos de a pie, se lanzaran cuando realmente interesan y son necesarios para anunciar, primero, la renuncia a esas ayudas y explicar, después, el porqué de la misma. Hacen bien los sindicatos en exigir explicaciones, aunque habría que preguntarles sino lo vieron venir porque siempre se enteran por la prensa.

Claro que si el comunicado es como el de Comisiones Obreras con Bimbo es mejor que se lo ahorren en Renault. Cómo puede ser que uno se lance a anunciar un acuerdo con la multinacional de los donuts asegurando que hay ya un inversor para salvar la fábrica de Valladolid y después se corrija diciendo que no, que no es así y que todavía no está cerrado. Que está avanzado, pero no cerrado. A eso se le llama mentir, con todas las letras. Que es justo lo que no hacía el presidente del comité, que dejaba con las vergüenzas al aire al sindicato.

¿Qué le van a decir ahora a los trabajadores? Pues nada, la realidad y la única verdad, que Bimbo se ha ido de Valladolid y que no se preocupen que, de no salir ese supuesto inversor que más parece sacado de un chiste de Gila, ya les tienen negociadas unas buenas indemnizaciones y prejubilaciones para todos aquellos que no se quieran ir a otras plantas.

Llegados a este punto, cabría preguntarse dónde han estado las administraciones, sobre todo la Junta más allá que diciendo que no había avances, y esa Fundación Anclaje, que se vende como salvadora y que aquí ha estado más desaparecida que Chuck Norris. A todos se les ha olvidado ya Bimbo y su tocata y fuga de Valladolid, tanto o más como los donuts al niño del anuncio, ‘mamá, mamá, los donuts’.