Diario de Valladolid

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Llama la atención los últimos resultados de algunas encuestas que afirman que más del veinticinco por ciento de los jóvenes universitarios verían, con buenos ojos, decisiones autoritarias frente a acciones democráticas, aunque no se especifica qué tipo de casos o de circunstancias serían susceptibles de aplicar una acción autoritaria frente a un acción democrática y este dato sería importante conocerlo para entender un poco más lo que nos inquieta a los habitantes del Primer Mundo.

La Generación Z y los Millennials son los que parecen significarse más en este sentido y uno puede vislumbrar, de las cuestiones que se abordan en estas encuestas, que la inmigración puede ser uno de esos asuntos donde una cuarta parte de los jóvenes entenderían y justificarían «mano dura» frente acciones, que siendo contundentes, no vulneraran los derechos humanos. Porque claro, los regímenes autoritarios, al menos los que hemos conocido hasta ahora, no se han caracterizado por respetar los derechos humanos ni la dignidad de las personas y nada nos hace pensar que los regímenes autoritarios del presente y del futuro o, los regímenes actuales que tildándose de demócratas emplean acciones autoritarias (hay ejemplos evidentes en Europa) vayan a respetar estos derechos inalienables al ser humano que a tantos y tanto ha costado conquistarlos, porque de lo contrario, no estaríamos hablando de regímenes autoritarios o por lo que entendemos como tales. Es oportuno recordar que una definición de régimen autoritario es aquel en el que un líder dicta políticas y procedimientos y dirige y controla actividades sin ningún tipo de participación significativa por parte de sus subordinados (entendiendo por subordinados a nosotros, los ciudadanos).

En esto de la inmigración, como mínimo, hay mucha desinformación y una gran abundancia de información tóxica e interesa. Hay, también, mucho resentido y espabilado por ahí vociferando que utiliza un lenguaje llano, facilón, pero que resulta entre nuestros universitarios y entre quienes lo son, también.

En este artículo, más allá de otras consideraciones, necesarias para explicar, entender y razonar el fenómeno de la inmigración, sí me llama la atención y deberían tenerlo en cuenta nuestros universitarios, sobre todo los que cursan estudios de derecho y empresariales que son precisamente estos últimos, los empresarios, lo que más proclaman y los que más claro hablan de la importancia y la necesidad de la llegada de mano de obra inmigrante para que sectores como la agricultura, el campo, la ganadería, el sector servicios o la atención a las personas dependientes no colapsen por falta de mano de obra. Y ahora me voy muy lejos, a Japón, un país tradicionalmente reacio a la inmigración, declara que está dando pasos para aumentar la llegada de trabajadores foráneos por los problemas de natalidad que están teniendo y que nosotros también estamos empezando a sufrir.

Si tenemos dudas para entender este fenómeno, debido a ese fuego cruzado informativo que sufrimos; si no nos es suficiente o no nos convence el discurso de los derechos humanos o el de los efectos del poscolonialismo, siempre podemos estar atentos a esos otros discursos o razonamientos más fríos, más pragmáticos o más prácticos, que no se dejan llevar por los idealistas ni por los demagogos, pero que enmiendan la plana a los populismos oportunistas de saldo.

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