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LAS LÍNEAS de ferrocarril fantasmagóricas son mayoría en la provincia de Soria. Solo hay una activa, la que permite ir desde la capital a Torralba para desde allí poder llegar en tren a Madrid. El resto son fantasmas, como la Santander-Mediterráneo, que ahora es un camino natural, como lo denomina el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, para peatones y ciclistas por un trazado que estaba casi completado pero que nunca llegó a unir la capital cántabra con la ciudad valenciana de Sagunto, atravesando, entre otros territorios, la provincia de Soria. Los restos de esa línea son visibles y en buena parte paseables y ciclabes. Al menos el viejo trazado sirve para algo. No le pasa lo mismo a la Valladolid-Ariza, cerrada en 1985. Los restos que quedan de ella están, en general, cubiertos por maleza. La ventaja de esta línea, en la que se transportó mucho cereal y mucho vino, respecto a la de conexión con el Mediterráneo, es que sigue siendo reivindicada y se reclama su reapertura, pero no tiene buena pinta. El fantasma que más posibilidades tiene de dejar la cuarta dimensión es la Soria-Castejón, porque al menos formalmente la línea no está cerrada, aunque no circulan trenes por ella desde 1996 y el estado de abandono es más que evidente. Esta línea es una reivindicación básica en Soria, para que el ferrocarril que llega de Madrid a la capital provincial pueda continuar hasta Navarra y así tener posibilidades de conectar con el proyectado corredor Cantábrico Mediterráneo. Se encargó en 2022 un estudio de viabilidad para la reapertura de la línea que debía haber estado terminado en diciembre de 2023, primero, y, gracias a una prórroga, en julio de este año, después. A día de hoy, nada se sabe de él y lleva camino de convertirse en un ectoplasma. Porque lo fantasmagórico en el ferrocarril soriano es un fenómeno creciente y que engancha. A las líneas descritas se ha unido últimamente otra que es la más fantasma de todas, porque jamás existió y, salvo milagro, jamás existirá. Su ventaja, eso sí, es que está debidamente señalizada en la N-122 a su paso por Villar del Campo. En ambos sentidos de la marcha se instalaron carteles para que se leyera claramente: «f.f.c.c. Soria-Castellón». Vale, es cierto que tal vez debiera poner Soria-Castejón y que posiblemente sea una errata, pero es un detalle sin importancia que si se obvia se consigue una línea de ferrocarril más para Soria. O tal vez el asunto sea más serio y el origen del retraso en la elaboración del estudio de viabilidad de la Soria-Castejón es porque en realidad se pusieron a analizar la señalizada Soria-Castellón y, claro, son muchos más kilómetros y más complicados, porque hay que partir de cero. En asuntos de comunicaciones terrestres en Soria no hay que descartar nada, todo es posible y muchas veces tan terrorífico como los fantasmas.