El veraneo de nuestras vidas

CUANDO TE metes dos meses de veraneo a cuenta del contribuyente y el primer día de escuela no asistes por eso de que es la presentación, los saludos, no habrá temario y pueden salir a colación guarrerías de agresiones sexuales a menores, y otros asuntos menores, y luego te metes un par de cazos de judión de La Granja, con la calor, brota del interior la elocuencia en estado gaseoso. Regresa Tudanca para cantarle las verdades del alba, aunque sea a la hora del almuerzo, que no está el cuerpo para madrugones, a Mañueco. Ya era hora. La primera, en la frente. Con decisión. Con determinación. Sin contemplaciones. En el último hervor de la judiada. Claridad, precisión y concisión. Con toda la dureza de la expresión y el semblante le ha dicho Tudanca a Mañueco que lleva tres gobiernos. Tres en cinco años. Touché. Demoledor. Eso es algo que jamás podrá recriminarle Mañueco a Tudanca, que lleva ningún gobierno en diez años. Vuelve a por otra, Mañueco. Un arranque de curso desgarrador. Se huele la sangre en la política autonómica. Es un síntoma de que el primer partido de la oposición está dispuesto a tender la mano del diálogo y el entendimiento, pero sin concesiones. Se aventura un fin de mandato tormentoso para el gobierno de Mañueco, recién regresado de un verano sin incendios ni socios. Lo que viene a ser un verano azul sin Chanquete en el repertorio. Si esta va a ser la dinámica del PSOE de Tudanca ya puede ir preparándose Mañueco, que no va a tener un minuto de respiro. Entre tanto afán y el triturado de PNLs e iniciativas en las Cortes está sudando hasta la cúpula nacarada del hemiciclo inservible, ese que se alza a orillas del Pisuerga para acoger demandantes de asilo laboral, llegados en las pateras de la mediocridad política. Y el bueno de Pollán que no da abasto de suministrar contenedores de reciclado del papel para la cuarta planta. Este no ha sido el verano de Camy, pero sí el veraneo de nuestras vidas.