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EDITORIAL

El próspero futuro que espera al polo agroalimentario de Medina

Guzmán Gómez y Alfonso Fernández Mañueco

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EL PRÓSPERO futuro que se le augura a Medina del Campo, con los 28 millones prometidos por la Junta, para ensanchar en casi 70 hectáreas su espacio y convertirlo en un polo agroalimentario único en Castilla y León y de los más importantes del gran parte del país no es fruto de la casualidad. Es fruto del trabajo y el empecinamiento de su joven alcalde, Guzmán Gómez, que desde que desbancó de la alcaldía a la desidia que se había instalado en ella tuvo claro que el resurgir de Medina, en pleno retroceso poblacional y laboral, pasaba por aprovechar el posicionamiento estratégico de un polígono en ciernes que ya cuenta con un par de las factorías más importantes del sector en nuestro país.

Medina tiene una posición estratégica clave, que la convierten en un atractivo logístico natural, no de esos artificiales planificados en tiempos por la Junta de Castilla y León sin ton ni son, por aquello de poner un centro logístico, o dos, en cada provincia con los que tratar de disimular agravios y desequilibrios. El actual regidor apostó desde el principio. Y no se rindió, cuando por ejemplo Europa desestimó el corredor agroalimentario que atraviesa gran parte de Castilla y León, con Medina como epicentro. Siguió y sigue adelante. Y esto es fruto del trabajo, del empeño, de la tenacidad y hasta de la testarudez, que es algo que debería ser innato a la política. Aunque ahora estamos más en tiempo de pusilánimes que de tenaces.

El polo agroalimentario ideado para Medina es un aliento para la comarca, pero también para el conjunto de la comunidad. Otros deberían tomar ejemplo y no esperar que les den todo hecho. Y es un aliento, fundamentalmente porque una infraestructura de este tipo tiene un enorme potencial de futuro. Y si no empieza a hacerlo Castilla y León, en este caso Medina del Campo, otros lo harán, como la vecina Madrid en su periferia, experta en fagocitar todo lo que genere empleo, despoblando cuanto hay a su alrededor, de gente y de puestos de trabajo.

Castilla y León, más dedicada en tiempos a las musas de la logística, tiene la asignatura pendiente de estos proyectos, pero con estrategia, no con componendas provinciales que no van a ninguna parte. Tiene tarea la Consejería de Movilidad y su nuevo inquilino en dar un impulso logístico a Castilla y León, ese es su trabajo esencial para potenciar el inalcanzable Corredor Atlántico, que, de momento, es una entelequia, como lo es el puesto creado en la Junta para cobijar a uno de los indigentes políticos que dejó la arrogancia de Ciudadanos tirados por el camino.