Diario de Valladolid

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¡PERO QUÉ ES ESTO! No hay quién pueda con este verano. No es que lo diga yo, un resquemor sin pretensiones. Lo escribe Cervantes en ese sabroso entremés, titulado El viejo celoso: «Por la canícula ardiente está la cólera a punto». En verano, y sobre todo en éste, estamos perdiendo el sentido. Oiga, qué derretimiento de neuronas: los cuerdos matan, los locos se santifican, los santos se pervierten, los ladrones parecen amantes solícitos, los golpistas son los benefactores de la democracia, y los payasos escriben memorias como los filósofos de las profundidades.

En Castilla y León –que es a lo que hoy voy aquí– hasta los científicos dimiten en verano antes de empezar a ejercer sus funciones para las que opositaron y aprobaron meses antes con éxito. Lo nunca visto. Me refiero a doña Teresa Rodríguez Acebes que, según es público y notorio –su acta cum laude se publicó en Internet–, es una gestora de altos vuelos y posee un envidiable currículum. Pero ¡zas!: con la canícula diabólica, y después de ejercer sus funciones durante meses, va y dimite como Directora de Gestión del BioVALL (Instituto de Investigación Biosanitaria de Valladolid).

Nos ha dejado de piedra, pues la investigación médica había depositado en ella fundadas esperanzas. ¿Qué ha pasado para que haya dimitido antes de tomar oficialmente las riendas como líder del centro? ¿No le han dado barra libre, se ha enfrentado con una realidad a la que parecía responder pero que en realidad le venía grande, o sus aspiraciones personales no cuadraban con la responsabilidad de un cargo público tan importante? Misterios. Son preguntas elementales que en una gestora de su rango corresponde hacernos, a pesar de este verano de locos con espantadas sin retorno.

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