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Editorial

La ‘U’ de Olmedo, un paso de gigante en la estrategia ferroviaria regional

Infografía de un viaducto de la 'U' de Olmedo tal como aparece en el proyecto.E. M.

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La conocida como ‘U’ de Olmedo, una obra que estaba echando telarañas en un cajón ministerial, marcará un antes y un después en el tejido ferroviario de Castilla y León. Una obra de coste ridículo para lo que son las inversiones de Alta Velocidad, apenas 40 millones, que permitirá convertir a Valladolid en un nodo esencial de la red ferroviaria actual. Pero especialmente la futura. Apenas ocho kilómetros en la que, una vez encajonada por la crisis, ningún ministro había reparado en ella, servirá para conectar el AVE gallego con el norte y el noreste, asumiendo gran parte del tráfico que ahora está obligado a transitar por Madrid. Un enlace que pondrá en primera línea a Valladolid, pero que refuerza a León, Palencia y Burgos, que ahora carecen de conexión con Galicia por AVE, a no ser por Madrid, y eso ya es ineficaz. La resurrección del proyecto, que dormía el sueño de la desidia ministerial, es obra de Óscar Puente. Pero no del actual Óscar Puente ministro. De Óscar Puente alcalde de Valladolid, que se encargó de dar la lata a sus antecesores para que rescataran una obra tan escasamente cara como elevadamente efectiva para elevar notablemente el posicionamiento de Castilla y León en el tráfico ferroviario. Las low cost privadas, ansían este enlace para seguir desplegando sus trenes por el norte y el noroeste. Y eso es progreso, desarrollo y atractivo para Castilla y León. Se mire por donde se mire.

Apenas tres años y pico después de que el entonces alcalde de Valladolid, aliado con Galicia, muy interesada en la U de Olmedo también, reflotase el proyecto este empezará a ser una realidad. Se han hecho las cosas en tiempo récord. La actualización del diseño a los nuevos estándares de la Alta Velocidad. Ya está adjudicada la obra en 40 millones. Comenzará, previsiblemente, a finales de verano. Se alargará 24 meses, siguiendo los intempestivos plazos que ahora los técnicos ministeriales otorgan a las obras. Dos años para 8 kilómetros son un exceso se mire por donde se mire. Y sólo hay que mirar que plazos se usaban hace 20 años para hacer autovías tan complejas como la A-6 a su paso por Piedrafita, plagado de viaductos y túneles. Nunca la política fue tan ágil y nunca los técnicos tan densos.

En cualquier caso en 2026, a la vuelta de la esquina, Castilla y León entera estará conectada con el AVE gallego. Y el AVE gallego con el norte y el noroeste, presente y futuro, a través de Castilla y León. Castilla y León gana terreno ferroviario a Madrid, el lugar que ahora mismo irradia todo el tránsito nacional de Alta Velocidad. Ganamos futuro.

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