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El sistema eléctrico español es una de las pocas cosas que no se ha territorializado y en el que las comunidades autónomas no meten baza en la gestión, lo que no significa que no tengan competencias importantes en el sector energético. Las comunidades, por ejemplo, pueden apostar o no por producir energía y pueden poner en marcha instrumentos legales para una cosa o la otra, pero es luego el Estado el que decide, a través de la construcción de infraestructuras de transporte, a dónde viaja la energía, con un operador del sistema que es Red Eléctrica de España. Si hubiera 17 sistemas eléctricos es muy posible que estuviéramos abocados, si no al caos, a una ineficiencia peligrosa, más teniendo en cuenta que entre las autonomías españolas la solidaridad no siempre es algo que surja de forma espontánea y en el sistema eléctrico se precisa ciertas dosis de ella para repartir la energía que en unos sitios sobra y en otros falta. Castilla y León es de los lugares donde teóricamente sobra. Siempre se ha producido mucha y con una gran capacidad de adaptación para pasar de las más contaminantes a las consideradas verdes. La Comunidad renovó su liderazgo en generación de energía renovable en 2023. La renovable es el 95,8% de toda la energía que se produce en la Comunidad. Es la mayor cuota de España y en Europa solo la supera Noruega. Es una de las cinco comunidades que producen más energía verde de la que consumen. Desde hace décadas, los productores de energía en España piden compensaciones por aportar algo tan fundamental para el desarrollo económico y por abastecer a los grandes consumidores que además producen muy poca energía, como Madrid, que genera un porcentaje mínimo de lo que consume. El «sacrificio» para que otros consuman se hace aquí, como dijo Alfonso Fernández Mañueco, pero luego no hay compensación. Es un asunto difícil de resolver. Rebajas en la factura eléctrica, compensaciones fiscales y otras fórmulas propuestas llevan años sin fructificar. Se puede estar a favor o en contra, pero en lo que hay una contradicción evidente en todo este asunto es que en un territorio como Castilla y León, exportador de energía, existan proyectos industriales con problemas de ejecución por falta de electricidad. Se han perdido oportunidades y hay peligro de que se pierdan más. El problema es no contar con la infraestructura adecuada para lleva la electricidad al lugar donde se va a consumir. Castilla y León apuesta por crear suelo industrial y un problema es garantizar el suministro energético. Esa debería ser la compensación mínima que tuviera un gran productor de energía renovable como Castilla y León, que la planificación de Red Eléctrica no deje a la Comunidad en desventaja, porque se planifica bien la evacuación de energía a otros territorios, pero no tanto la de suministro a la propia Castilla y León. La campeona de la producción de energía verde no tiene premio. Imaginen que le pasara eso a algún territorio más conflictivo. No, es imposible.