VOX en CyL: viaje a ninguna parte
Ni lo pretendía, ni lo sospechaba ni lo propiciaba. Pero se ha quedado sólo, como los de Tudela. Pero no derramará ni una sola lágrima por los consejeros caídos en acto de servicio, aunque todavía están averiguando cuál es el servicio perpetrado a VOX con su inmolación repentina. Mañueco se ha quedado solo. No como Fonseca, la de los tunos. Se ha quedado gobernando en solitario. Un gobierno monocolor del PP. Lo que le negaron las urnas por dos ocasiones se lo ha brindado Abascal en un brote de lucidez indescifrable. Abascal es mi pastor, nada me falta, rezan Mañueco y sus fieles por las esquinas. Camino despejado y sin gastar un tuit madrugador de cese. La pólvora intacta. Se los sacude, pero los tiene para lo que haga falta, en las Cortes. Veganzones, aguas abajo del Pisuerga, de la consejería al Consejo Económico y Social. Allí le esperan los sindicalistas, risueños, con una de gambas de Huelva a la plancha. Huelva usted mañana. Gallardo al escaño de las Cortes, remontando filas hacia atrás. Así empezó el vicepresidente Igea y acabó al lado del gallinero. Santonja que no entiende nada y está empecinado en acabar la faena. No acostumbra ni a los tres avisos y a devolver toro alguno al corral. Y el bueno de Gerardo Dueñas, que se vuelve al campo y abandona la ciudad, como Tomás, el de la canción de Enrique y Ana. Y eso le honra más que los barcos. Pollán por bandera en la galerna de VOX. Y todo para nada. Así las cosas, se puede concluir que la llegada de VOX por primera vez a un gobierno, el de Castilla y León, ha sido un viaje a ninguna parte. Y todo por un quítame esos 21 niños inmigrantes, que ya estaban en camino antes de que VOX llegara con su frenesí electoral. Esto pasará factura electoral por mucho que arenguen desde el WhatsApp los líderes provinciales con soflamas que no se creen ni ellos. Y lo saben. Pero mira su marido y luego calla / Tenía el hombre un poco de mal genio / Ella se quejaba de que nunca fue tierno.