Gil y Gil, y los que hacen el Bocyl
Lo cierto es que a Jesús Gil le duraban más los entrenadores que a Veganzones los altos cargos en la consejería del ramo. Menudo ramillete de discípulos han transitado ya por el negociado de Industria, Empleo, Comercio y Lucha contra el Ácido Úrico Sindical. El último, el director del Ecyl, ha sido un visto y no visto, Calixto. Media docena de días laborables. Diez contando fines de semana y fiestas de guardar. No se les ocurrió otra cosa que echar mano de uno que fue víctima del acoso sistemático de la ‘era Igea’ y su secuaz abulense, aquel que sólo llegó a vicelacayo, David Martín, empleado a tiempo completo a hacerle la vida imposible a Germán Barrios, hasta que este los mandó a tomar por donde amargan los pepinos. Y claro, el acosado por los que acabaron con Ciudadanos y cualquier partido que se les ponga por delante con ellos de afiliados, dijo que le pillan mayorcito para volver a hacer la mili, ahora que la quitó Aznar hace años. ¡Viva la libertad, carajo!, y les estampó la dimisión, pero en su bondad puso una excusa de mal pagador, que tampoco era cuestión de decir, Bocyl mediante, que a estos no los aguanta ni Cristo.
A este paso, y a la vista de que Mañueco agotará mandato, como hace tiempo que lo llevamos advirtiendo, discurrirá por el capítulo de nombramientos del consejo de gobierno bipolar casi un cuarto de la población de Castilla y León. Con el tiempo se preguntará la gente: “¿Y tú no fuiste alto cargo en la XI legislatura?”. “ Pues no tuve esa suerte”. “No fastidies. Estarías sin cobertura. O por el apellido. Porque había día que cogían el listín telefónico y empezaban por orden alfabético y el primero que quería, pa dentro, a jugar por Dios y por España, y por Milei y la madre superiora”. Eso sí, un requerimiento, no judicial, al consigliere de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, incorporar un plus en billetes para los que hacen el Bocyl, que no dan abasto.