Diario de Valladolid

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La política y los políticos, como la vida misma, van quemado etapas. Aquellas que, en su caso, vienen marcadas por campañas, insultos, debates, más insultos, elecciones, muchos más insultos, y plenos, donde más allá de los insultos y de los ataques entre unos y otros no hay nada. Una de esas etapas que acaban que acaban de pasar los políticos de Castilla y León es la del Debate sobre el Estado de la Comunidad, ese que no les da a la gran mayoría de los procuradores para ganarse el dinero que se llevan por no hacer nada.

Algunos ya están preparando la maleta de las vacaciones porque ya no tienen más que rascar. Hasta ahora sabían que cada quince días tenían que pasarse por el plenario de ese mausoleo de la avenida Salamanca de Valladolid, preguntarle al presidente de la Junta, replicarle y, hala, sus más de 100.000 euros al año para la buchaca por ejercer de portavoz, cuando ejerce que eso de asistir a la junta del mismo nombre no parece que lo lleve muy bien. Pero no es el único, no se vaya a pensar ustedes. Y así nos va. Ya va siendo hora de que al Debate sobre el Estado de la Comunidad le cambien el nombre. ¿No se le ocurre ninguno? Ahí va una propuesta: Debate sobre el Estado de la Nada. Y no, no me malinterpreten. Esa nada no va referida a Castilla y León. No es que Castilla y León no tenga nada. Al contrario, tiene mucho y bueno. Buena gente trabajadora, buenos empresarios, buenos agricultores y ganaderos, buenos sanitarios, buenos maestros y profesores, buenos profesionales de la atención a la dependencia y a los mayores. Pero, por desgracia, también cuenta con muchos y grandes problemas. Esa nada se refiere a los políticos y sus debates cada vez más estériles y que no sirven para nada, porque no solucionan ni un sólo de los problemas de esta tierra. Ahí están los desequilibrios entre provincias que, lejos de menguar, cada vez se agigantan más. Por no hablar de la despoblación, que sólo parece frenar esa migración que la derecha extrema quiere arrojar fuera y que busca oportunidades. Claro que algunas provincias, como el oeste de la Comunidad, ni la migración frena la sangría poblacional que se les avecina. Y, mientras, los políticos en el insulto y en la nada. La misma nada que sale, año del Debate sobre el Estado de la Comunidad. Un debate que para nada sirve a los castellanos y leoneses y en el que los políticos de uno y otro bando, de uno y otro color se dedican a escucharse a sí mismos. Suben al púlpito a soltar su mitin para mayor gloria de ellos y de los suyos.

Un Debate sobre el Estado de la Comunidad que, otro año más, se quedaba en la misma nada que se va a quedar, por cierto, la moción pro autonomía leonesa. Y eso lo sabe hasta el que la promueve.

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