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ESTABA UN SERVIDOR pensando en la pluralidad de este arcano natural y cultural que se llama Castilla y León cuando, en éstas, se me filtró un titular de la más graciosa actualidad que insinuaba algo sobre la singularidad en este país. Aclaro. Se trata de un debate muy calentito sobre la financiación “singular” que los chicos de la barretina andan esgrimiendo, una vez más, para su particular chantaje. Vamos, que lo que pretenden, al parecer, es recaudarlo todo en plan singular y luego soltar una parte al plural. Tararí. Como sigan, no llegamos a tiempo. Se lo quedan todo. Me pierdo en este maremágnum territorial. En fin. Vuelvo a la pluralidad, que viene al caso. Porque si alguien debería pedir singularidad es la comunidad española de Castilla y León. Ojo, singular para hacer caja como los de los fueros, los cupos y las barretinas. Voy con mi visión de lo singular y de lo plural aquí en región. Como ya sabéis los de cercanías -cada vez somos más-, esta región es un gigantesco arcano geográfico. Un enorme cesto de nueve provincias, El Bierzo y sesenta comarcas cultas y contundentes, naturalmente medio vacías, a las que se suman las nueve lindes, con sus acentos. La cesta de huevos más grande de España. Pues eso, que estaba yo dándole vueltas a lo ricos y cultos que somos por tener una pluralidad rebosante de singularidades con media España de interior y de costa en el delantal. Paro aquí. Luego sigo. Me quedo con el delantal de madre. ¿Os acordáis que no lo quitaba ni para dormir? Que en ese delantal que colgaba de su cintura cabía de todo. Era la bolsa marsupial exterior. En él viajaron kilos y kilos de patatas, hortalizas, leña y docenas de huevos… Pues eso, esta región es un enorme delantal en el que cabemos todos, con todos los acentos. Vuelvo a la pluralidad que nos caracteriza y de la que casi nadie habla porque la desconoce y porque no tiene ni huevos ni delantal ni gallinas en el corral ni pedales para para recorrer esta región con sus lindes. Somos líderes en patrimonio, naturaleza, historia, arte, kilometrada y, todavía, una potencia en agricultura y ganadería, a pesar de los pesares. Pues, sin entrar en más florilegios, y teniendo en cuenta que, por nuestra privilegiada posición en el mapa, nos tienen que cruzar por narices, una vez controlado el espacio aéreo, las autovías y los ferrocarriles, cerramos las fronteras y abrimos de nuevo los fielatos (el de Camasobres está en pie) si no nos dan a nosotros, que somos los más grandes, los más vacíos y los más plurales, una financiación singular por ser arcano de biodiversidad y antropología y cuidar de la mayor masa forestal de Europa. Entre otras muchas cosas. Por ello, debemos revindicar nuestra singularidad porque nos lo hemos ganado por nuestra pluralidad. Y lo de cerrar el espacio aéreo… no iba en serio. O sí.