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Paquetes hay en todos los órdenes de la vida y en cualquier actividad, sector o profesión pero cuando hablamos de paquetes democráticos la cuestión empieza a ponerse peligrosa. Es cierto que a partir de la segunda mitad de las legislaturas, o cuando su final se antoja cercano por un posible adelanto electoral, a los Presidentes y altos cargos suele entrarles el vértigo del final del mandato, lo que puede derivar, con frecuencia, en corruptelas o tentaciones autoritarias. En la actual situación de inestabilidad del Gobierno central plantear “paquetes democráticos” con el objetivo puesto en los jueces y los medios de comunicación es para echarse a temblar.

Por desgracia el ejercicio del poder político ya no encuentra en la labor de control al Gobierno del Parlamento ningún freno ni cortapisa, como estamos viendo, a sus iniciativas y ambiciones políticas. Los dos únicos frenos que quedan ante la arbitrariedad política o el abuso de poder son los jueces y los medios de comunicación. Ningún político teme ya lo más mínimo el control parlamentario. Preocupa mucho más un titular de prensa que cualquier moción, pregunta o iniciativa parlamentaria.

La situación del poder judicial tampoco es como para echar cohetes por lo que el papel de los medios de comunicación va a ser fundamental en los próximos años en un doble sentido. Por un lado, las principales cabeceras, emisoras y cadenas de radio nacionales y regionales están destinadas a convertirse en las únicas garantías de la información veraz y contrastada. La proliferación de noticias falsas en redes sociales y el desarrollo descontrolado de la inteligencia artificial en el ámbito de la información va a hacer casi imposible distinguir lo que es real de lo que es intencionadamente inventado. A los ciudadanos sólo nos quedará recurrir a los medios de comunicación tradicionales para poder comprobar la veracidad de cualquier información.

Por otro lado, la capacidad de investigación y el sentido crítico de los medios de comunicación sobre la labor política y la acción de gobierno pronto se convertirá, junto a la labor judicial, en la única defensa de la ciudadanía frente a los abusos del poder, la arbitrariedad y el autoritarismo. Así las cosas, no es extraño que el Gobierno de España haya puesto en el punto de mira de sus próximas iniciativas legislativas el control de los jueces y de los medios de comunicación. Esperemos que ambos resistan porque, con el actual panorama político, es la única defensa que nos queda para evitar que nos impongan paquetes democráticos que son, en realidad, el principio del fin de la democracia.