Diario de Valladolid

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Inútiles, gilipuertas, jetas, desequilibrados, retrasados… Ya se puede insultar a los políticos libremente y con total impunidad dando rienda suelta a tanta agresividad contenida contra nuestros representantes. Así, al menos, lo ha dispuesto algún pronunciamiento judicial que ha abierto la veda para poner a parir a nuestros políticos sin ninguna consecuencia siempre que, eso si, se cumplan determinados requisitos.

Si usted quiere insultar a gusto y a destajo a cualquier político conviene , en primer lugar, que se haga artista. Si usted es médico, fontanero, abogado o agricultor deberá contener más sus improperios por no estar amparados del mismo modo bajo el escudo de la libertad de expresión. Los insultos envueltos en supuestas expresiones artísticas están mucho más protegidos por muy dudoso que sea el carácter artístico de esas expresiones. Lo que no queda clara es la definición del concepto de artista o, si dentro de las distintas expresiones artísticas, algunas cuentan con mayor o menor grado de impunidad.

En segundo lugar es importante que los insultos se profieran en forma de coplas, versos, sátiras o letanías que acentúen el carácter artístico del improperio. Es indudable que el honor de una persona se ve mucho menos afectado si es insultada en verso que en prosa. No es ni parecido que te llamen retrasado, mediocre o neandertal sin más, a que lo hagan en forma de coplillas por mucho que su carácter artístico sea difícil de apreciar.

También es importante para poner a parir a un político que se haga en el contexto de algún periodo eminentemente festivo como es el carnaval. No aclaran los jueces, sin embargo, si vale cualquier carnaval, si debe haber sido declarado de interés turístico, si el ámbito regional o nacional de esa declaración puede determinar el nivel de bajeza del insulto o si la impunidad para atentar contra el honor alcanza también a otras festividades.

Demasiadas dudas e incógnitas para practicar el noble ejercicio del insulto con tranquilidad. Así no hay quien se aclare. Lo que si parece seguro es que, para insultar debidamente, el político debe estar en activo, realizar con frecuencia manifestaciones de relevancia política y participar asiduamente en redes sociales. Simplemente tres condiciones para que cualquier supuesto “artista” pueda hacer añicos en un momento el derecho al honor que debería tener cualquier persona con independencia de su actividad, profesión o ideología política. Malos tiempos para la lírica.

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