Diario de Valladolid

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EL FÁRMACO de moda. Hablo del Ozempic que desaparece por encanto de las farmacias de Castilla y León y del mundo entero. Aclaremos. No hay que confundir el Ozempic con la insulina que, habitualmente, usan los diabéticos crónicos. Así que no es cierto que la insulina escasee en las farmacias de Castilla y León. Lo que escasea es el Ozempic.

¿Qué es el Ozempic? Un producto de éxito que sacó en 2012 la farmacéutica danesa Novo Nordisk. Básicamente es un antidiabético, un adelgazante, un reductor de los niveles de glucosa en la sangre, de grasas, y de los riesgos cardiovasculares que afectan a los diabéticos y a cualquiera que tenga problemas de obesidad o de vida sedentaria. Cuesta 130 euros, y se ha convertido en el bum para mantener tu culo en forma. Puedes quedarte como una sílfide en poco tiempo, y además sin esfuerzos ni operaciones ni gimnasios ni corridas maratonianas. Con una inyección a la semana estás libre de polvo y paja. Hasta tal punto, que el Ozempic se ha convertido en el 18% del PIB en Dinamarca, y es el santo y seña en Hollywood, en los estetas del nuevo look, y en los expedidores de farmacias.

¿Efectos secundarios? Los prospectos refieren unos cuantos y no leves. Así que estamos ante una pregunta sencillita: ¿Podemos prescindir del chollo del Ozempic para estar más delgados y buenorros? Al parecer sí. Primero, no conviene engañar a la salud. Segundo, tenemos a nuestro alcance medios más naturales, saludables, prácticos y baratos como el ejercicio, y una buena y equilibrada alimentación. Y algo importante: que «haya paz entre los príncipes cristianos» en tu mente, en tu casa, en tu ciudad y en tu mundo, que decía Jorge Guillén. Seguro que así, y sin la adicción al Ozempic, te tocará el gordo.

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