EL RUBICÓN
Peor no se puede hacer... o sí
CADA vez causa más indignación y vergüenza escuchar a los políticos y sus cuitas, como dice el arrendatario del PP en Génova mientras la arrendadora de Madrid le mantenga el alquiler. Han convertido la política en un auténtico estercolero en el que el diálogo ya no existe y sólo se escuchan insultos y ataques, muchos de ellos personales. Vamos, aquello del ‘y tú más’, con la excusa de que se tienen que defender.
Es tal el nivel de degradación en que han caído que en estas irrumpe un sujeto sin oficio y con beneficio, 70.000 euros del ala que se lleva semejante ser que responde al nombre de Álvaro Ramos-Catalina Ysasi, y se atreve a calificar de «paguitas» el dinero que reciben aquellos castellanos y leoneses que no tienen más que la Renta Garantizada de Ciudadanía o el Ingreso Mínimo Vital.
Personas, familias de Castilla y León que no es que no lleguen a final de mes es que a veces no tienen ni lo justo para sobrevivir, mientras este sujeto se lleva una buena morterada por no hacer nada. Bueno sí, ofender e insultar desde un cargo que le ha venido regalado y que, todavía a estas horas, mantiene. Claro que el consejero, su jefe, quien debería cesarlo de forma inmediata, se atreve a jalearlo. A ambos les reprochaba su actitud el portavoz de la Junta. La política necesita de más Carriedos, cierto, pero su reproche no es suficiente. Lo dicho por el sujeto del Ecyl es lo suficientemente grave como para que el portavoz de la Junta tenga que salir a corregirlo mientras el sujeto sigue callado. Después del reproche tiene que llegar su cese inmediato porque no puede estar al frente Ecyl, es decir del organismo que tiene que velar por el bienestar de las personas desempleadas, quien los insulta. Es vergonzoso.
Y, por si esto no fuera suficiente, entra en escena la Ley Concordia. Un proyecto de Ley que es otra vergüenza, con la que la derecha extrema le hace tragar a la derecha del PP y, lo que es peor, está lo consiente. Una Ley de Concordia que, además, es un insulto a todas las víctimas represaliadas por la dictadura franquista. Sí, esa que no se atreven ni siquiera a citar en ese proyecto de ley que, probablemente, pase el filtro del Constitucional, pero que no pasa el de la historia y el de la decencia.
La historia, señores de la derecha y de la derecha extrema, no se reescribe. La historia es la que es. Y la historia dice que en España un dictador y criminal se levantó contra un régimen democrático, metió a este país en una Guerra Civil y durante 40 años torturó y asesinó a todos aquellos que no pensaban ni hacían lo que él quería y decía. Esa es la verdadera historia. La misma historia que dirá que esta Ley de Concordia es una auténtica ignominia. Peor no se puede hacer... o sí.