Cuando Carnero tenía pelo

Es improbable explicar mejor, de lo que hízolo ayer el alcalde Valladolid, lo que es la desidia política refiriéndose a la Autovía del Duero (A-11). «Cuando se empezó esa autovía yo tenía pelo», espetó Jesús Julio Carnero en un pleno sobre el soterramiento en Valladolid, ese que no quiere ADIF porque no tiene encaje ideológico en el modelo ferroviario de la directora de proyectos de semejante organismo.  No tenía pelo, pero al paso que va la burra de las obras que hay en A-11 es probable que al regidor le vuelva a salir. Para entender lo que es la desidia política, sólo hay que mirarle la cabellera al mandatario pucelano o asomarse a los tramos en obras a orillas de Valladolid, donde hay cuatro alicatando y otros cuatro mirando, a ver si el mísero viaducto que lleva la obra más sencilla de carretera de cuantas se hayan ejecutado en España, con excepción de las que no se han ejecutado, que lleva cuatro años en obras,  se pone solo. En ADIF y el resto del ministerio andan más ligeros para lo que quieren. El error fue no haber encargado la autovía a Koldo en los tiempos en los que Koldo hacía y deshacía en el departamento de Ábalos, que ya estaba hecha y reasfaltada un par de veces por Víctor de Aldama. Ahora las cosas van por el carril de la burocracia de los ingenieros electrónicos de ADIF, esos a los que los trenes no les entraban por los agujeros y a los que las matemáticas se les dan de pena porque cifran soterrar Valladolid más que soterrar Pajares, que por cierto se les fue el presupuesto en un sobre coste 2.000 millones de euros y unos plazos catastróficos. Los agujeros de los trenes no se les dan nada bien a los figuras de ADIF. Informe sobre el soterramiento de Valladolid no han hecho ninguno. PowerPoint y corta y pega, varios, a prisa. Del tal guisa, que el propio documento remitido al consistorio así lo reconoce. Y si no que lo pidan vía oficial en el Congreso, donde mentir es ilícito penal Algunos cree que Carnero nació sin pelo.