Declaración en Logroño, asidero para Soria
EL 24 de julio de 1989, el presidente de Castilla y León, Juan José Lucas, y los de Navarra y La Rioja, Miguel Sanz y Pedro Sanz, respectivamente, rubricaron en la localidad navarra de Fitero una declaración por la que exigían al Gobierno de España la autovía Medinaceli-Tudela. Reclamaban que estuviera libre de peaje, ya que se estaba planteado que fuera un autopista de pago, y que estuviera concluida en seis años, es decir, en 2005. Hoy, en 2024, esta autovía está todavía sin terminar. Está hecha desde Soria a Medinaceli, en el sur de la provincia, donde la vía rápida conecta con la A-2 que va desde Barcelona a Madrid. La capital de Soria quedó así conectada con la española en 2015, pero la continuación desde Soria a Tudela sigue todavía a la espera, aunque por fin empieza a avanzar algún segmento, todavía en forma de tramitación, aún sin obras. El pacto de Fitero entre las tres comunidades autónomas sí sirvió para que no hubiera autopista de peaje, pero lo de la fecha de puesta en marcha está todavía por ver y Soria tiene que seguir esperando, 34 años después, la conexión por autovía con el noreste español. Hacia el oeste también hay espera con la A-11. El antecedente viene al caso debido a que este jueves se firmó la Declaración de Logroño entre las patronales de cinco comunidades autónomas, Castilla y León, Valencia, Cantabria, La Rioja y Aragón, todas ellas con el apoyo de sus gobiernos autonómicos, que tuvieron representación en el acto. Este pacto no es sobre autovías, sino sobre el ferrocarril. Soria solo está conectada con Madrid y la línea que llega de la capital española muere en la soriana. Las cinco comunidades mencionadas reclaman un corredor ferroviario entre el Cantábrico y el Mediterráneo y apoyan que Soria pueda unirse al mismo a través de la Soria-Castejón, una infraestructura existente aunque en desuso, pero que se convierte en la esperanza soriana para no quedar al margen del mallado ferroviario europeo. Si ven el mapa con el proyecto, Soria se ‘agarra’ a ese corredor a través de Castejón, pero para que ese asidero sea posible, el Gobierno de España debe dar vía libre a la reapertura de la línea. Se está a la espera de la conclusión del estudio de viabilidad encargado por el Ministerio. Si lo que buscan es saber si hay rentabilidad económica no es necesario hacer el estudio, porque para esperar un rendimiento de ese tipo habría que tener paciencia durante muchos años. Sin embargo, será más inmediata la rentabilidad social. Se puede hacer caso a ese aspecto o no, pero ignorarlo será condenar a Soria a quedar aislada por ferrocarril. Así que hay que desear que esa Declaración de Logroño le sirva realmente a Soria y que al menos el proyecto siga vivo muchos años, como el del pacto de Fitero, que ha resistido tres décadas y gracias a ello parece que algún día será una realidad.