Dejad vuestros egos en la puerta
Estos días se puede ver el documental que cuenta el proceso de grabación de la canción “We are the word”, ese intento por parte de la industria discográfica de los EE.UU por llamar la atención mundial sobre la hambruna que estaban padeciendo miles de niños en África en los años ochenta. Más allá de otras consideraciones, en el documental se puede ver como artistas de la talla de Michael Jackson, Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Tina Turner, Bob Dylan, Lionel Richie, Diana Ross o Cyndi Lauper, entre otros, todos en la cima de sus carreras, lograron grabar esa canción que fue un fenómeno mundial. Tenían tan solo una noche para hacerlo y lo hicieron. Sabían que la causa merecía el esfuerzo.
La clave de aquel hito fue el mensaje que colgó en la puerta del estudio de grabación Quincy Jones, el productor y maestro de ceremonias de aquella reunión de artistas: «Dejad vuestros egos en la puerta» y eso fue lo que sucedió. Toda una noche trabajando para alcanzar un sueño. En el documental se puede ver a Stevie Wonder ayudando a Bob Dylan a coger el tono de su interpretación o a Lionel Richie hablando con unos y con otros para que al ánimo no decayera en los momentos difíciles, que los hubo, de la grabación. En los descansos esos artistas aprovecharon para pedirse autógrafos los unos a los otros porque se admiraban. Aquellos egos que quedaron fuera hicieron que nos miráramos todos hacia dentro.
En la última ceremonia de los Premios Goya celebrada en Valladolid la gran Sigourney Weaver, en el momento de recoger el Goya Internacional tiene unas palabras emotivas de reconocimiento para la actriz que la dobla en España, María Luis Solá, de la que llega a decir que gracias a ella en nuestro país es tan reconocida. Sigourney ya había dejado se ego antes de llegar a España, pero, además, dio todo un ejemplo de lo que es ser una gran estrella que es aquella que, precisamente, se muestra humilde y vulnerable ante todas aquellas personas que la admiran, entre las que me incluyo en el caso de Sigourney.
Que bien nos vendría si pudiéramos admirar un poco mas a todos aquellos hombres y mujeres a los que les hemos confiado el progreso de nuestro país y, por ende, nuestro propio progreso porque no hay nada que nos haga confiar más en alguien que cuando ese alguien demuestra capacidad para dejar su ego a un lado e incluso sus propios intereses en favor del bien común. Que bien nos vendría si esos hombres y mujeres, dejando sus egos en la puerta de una sala de negociación o del propio hemiciclo dejaran de representar un papel y demostraran humildad para llegar a acuerdos que beneficiaran el auge de nuestra sociedad.
La reforma del artículo 49, que substituye el termino «disminuido» por el de «persona con discapacidad» de la Constitución nos ha demostrado que estos acuerdos pueden llegar a conseguirse, aunque hayan tardado más de veinte años en lograrse. Quizás los egos lo impidieron y quizás para llegar a ser un buen representante de la sociedad, una persona admirable y admirado, haya que dejar el ego a la entrada de la puerta donde nos encontramos todos.
Fran Sardón es presidente de Impulsa Igualdad Castilla y León