VOX no las ‘cheira’ y Arrigo Sacchi

UNA VEZ MÁS los de Abascal, Santiago, han sido incapaces de mojar en una tierra regada por el Atlántico infinito. Ni siquiera la bandera del abanderado consejero Veganzones, Mariano, ha sido suficientes para entrar en el vedado parlamento gallego, en el que hasta los zampones de Democracia Orensana (DO) han encontrado acomodo. Estéril, pero acomodo. VOX no las cheira en Galicia. Galicia caníbal. Fai un sol de carallo. Y luego están ‘Os Resentidos’ del PSOE, que cada cita con las urnas se resienten más. Nunca llueve a gusto de todos. Pero nunca llovió que no parara. Por eso hay que seguir la sabiduría popular. Tudanca, Luis, cuando veas las barbas de Gómez Besteiro pelar, pon la perilla a remojar, en salmuera. Tudanca no es presidente de la Junta porque no quiere. A él lo que le gusta es ser secretario general del PSOE de Castilla y León y perpetuarse en la oposición. Galicia no está tan lejos. Linda con el Bierzo donde León se hace Piedrafita y las autovías se despatarran por los viaductos. Linda Galicia. No se sabe si sube o si baja, pero vota a su antojo. Galicia es un acantilado por el que se despeñan los egos de unas y otras. Podemos Sumar hasta fartarnos que non chegamos a ninguna parte. Los lunes al sol de Díaz, Yolanda, y Montero, Irene, dos abnegadas y devotas liberadoras de violadores, pederastas y abusadores. ¡Vaya calaña! La culpa de la ruina gallega de VOX no es de VOX, es del PP. El PP gallego es a la política lo que Arrigo Sacchi al fútbol moderno, la perfección en el achique de espacios, donde el rival se ahoga y el enemigo se asfixia. Presión y latigazo. Una máquina perfecta de hacer fútbol aquel Milán como este PP gallego de dominar las urnas. Galicia es una espiral de lacón con grelos y centolla de ría. Es el realismo mágico hispano, porque haberlo haylo. Llámase sentidiño, eso de lo que todavía adolece VOX, adolescente criatura en Castilla y León.