¡Con minúsculas!
A partir de ahora voy a anotar - siempre con minúsculas - el nombre de pedro sánchez, porque ya he pensado que desde las cosas inservibles que nos ofrece la vida podríamos llegar a la conclusión de que la actitud del presidente del gobierno ha de seguir latiendo en el infortunio insolente que inviste su propia habilidad para llegar a hacer algo de provecho, si es que es capaz de hacerlo, que lo dudo. O en algo que no hubiese pasado antes por el filtro de las mentiras embaldosadas en mentiras; o incluso en su propia aptitud que es como la de Aureliano Buendía, el coronel de García Márquez a quien nadie escribía. Su locura insubstancial, relativamente inocua, pero al fin y al cabo locura, le forzaba a vivir todos los días del año en las prisiones apolilladas de sí mismo.
También recuerdo que decía Nuccio Ordine en “La utilidad de lo inútil” que Seneca solía recordar en sus “Cartas a Lucilio” que la riqueza y el poder generan sobre todo falsas ilusiones, y que en definitiva los poderosos son felices como lo son los actores que representan su papel. Lo son representándolo. A pedro le interesan, en exclusiva, las cosas que tienen raspaduras asociadas a su propio beneficio. Es el pedro que solo piensa en él. El paradójico pedro que se vende, se sigue vendiendo y se seguirá vendiendo mientras el cuerpo aguante. Ha secuestrado y violentado la alcaldía de Pamplona para dársela a Bildu, o sea, a los terroristas y a los usufructuarios de los terroristas que fueron capaces de asesinar a socialistas honorables como Fernando Buesa, Ernest Lluch, Juan María Jaúregui, Fernando Múgica, Enrique Casas o Tomás y Valiente. El presidente sánchez no representa a ese legendario PSOE que decía la verdad y creía en la verdad. Era el PSOE de Alfonso Guerra, Felipe González, Corcuera, Francisco Vázquez, Javier Rojo y tantos otros. Pero la socialdemocracia no encarna a pedro. Él se tiene a sí mismo y a los bravucones y macarras merodeando en el anfiteatro del gobierno. El Grupo de Puebla quiere, a través de sánchez, seguir blanqueando dictaduras de cubanos, venezolanos y otros anos. Ya lo aulló en el Parlamento Europeo. Quiso blanquear lo “imblanqueable”. Hizo el “ridí-CULO. Son todos ellos y otros que tal bailan los que ya hace tiempo manoseaban a Maduro, a Castro, a Morales, a Ortega, al guerrillero Petro y a todos los que como ellos no creen en la democracia, pero hablan de democracia. Es el grupo preferido por Dolores Delgado y Baltasar Garzón, insólitos personajes de desecho. La “extrema izquierda sanchista” es la extrema izquierda que se vende en el mercadillo de las NADAS ABSOLUTAS. Arruinan España y en ella a los españoles.