Diario de Valladolid

EDITORIAL

El empleo debe estar al margen de los odios ideológicos de unos y otros

Oficina del Ecyl, en una imagen de archivo.- J.M. LOSTAU

Oficina del Ecyl, en una imagen de archivo.- J.M. LOSTAU

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PESE al ligero aumento, los datos del paro en Castilla y León no son malos. Es el mejor noviembre de los últimos 16 años si atendemos a las puras estadísticas. Y eso fundamentalmente es consecuencia de un conjunto de aspectos, entre los que están, en primer lugar, los empresarios, que son los que crean empleo si las condiciones son favorables. En esto juega la situación nacional e internacional. Pero también, en su medida, la confianza que ofrecen los gobiernos y la política. Y por su puesto la participación de los agentes sociales, con un papel destacado para los sindicatos, que han sido actores esenciales de esa confianza que ofrece el Diálogo Social en Castilla y León.

Por eso, pero también por no ofender a los ciudadanos, los datos del empleo y, sobre todo los del paro, deberían dejar de ser un arma arrojadiza con la que desgastar al enemigo. La enemistad entre UGT y CCOO y el titular de la cartera de Industria, Comercio y Empleo de Castilla y León, Mariano Veganzones, es manifiesta. Se odian con una vehemencia que está fuera de cualquier normalidad no ya democrática, sino social.

En cualquier caso, los ciudadanos no pueden ser moneda de cambio de esos odios casi patológicos que exhiben en sus duelos dialécticos. Ni el consejero cobra del erario público para dirimir sus cuitas con Vicente Andrés, el líder regional de CCOO, ni los sindicatos tienen la legitimidad para achacar el drama del paro que sufre un ciudadano a las acciones de una única persona, ni siquiera una consejería. En cualquier caso, se equivocan profundamente, porque ellos también son partícipes de la situación. Y la situación no es mala ni mucho menos. También lo evidencia la contabilidad regional, que pese a registrar una desaceleración de la economía en Castilla y León augura un crecimiento por encima de lo esperado. Pero lo peor que hacen los sindicatos es dejar la sensación de que parece que se alegran, aunque no sea así, de que el empleo vaya mal si con ello pueden atacar al que se ha convertido en su obsesión personal, Mariano Veganzones. Como tampoco puede atribuirse este último o su partido, VOX, los éxitos de un contexto laboral enormemente optimista a la vista de todos los acontecimientos que nos han azotado y los que nos rodean. Hay un mérito colectivo. Coral. Aunque ya sabemos que en política, por eso de la mediocridad, el éxito tiene muchas paternidades y el fracaso es huérfano. No estaría mal avanzar y madurar de una vez, unos y otros, y no utilizar el empleo y sus consecuencias como arma retórica para exprimir los odios que llevan dentro.

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