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LA VI nacer, crecer y languidecer por la estupidez de la política de turno. Sin oficio. Este certamen nació para reinar. Su metraje soportaba todo el potencial cultural de esta región. Aquí llenamos cantimploras y cuadernos de bitácora. Nació como una fabulosa lección de geografía e historia. Fue el caudal de autoestima que tanta falta nos hacía. El gancho para que surgieran iniciativas e infraestructuras en el medio rural. En esa feria supimos quiénes éramos, qué fuimos y qué teníamos y qué debíamos ofrecer al turista en el interior mesetario de la península ibérica. La feria era un alegre y alentador rompecabezas con todas las piezas que en las últimas ediciones se nos fue quedando descolorido, cuando debiera de ser el epicentro turístico de mayor escala cromática cultural de España. Después de décadas de ferias de turismo, de dentro y de fuera, y de todos los “intures”, este año me suena casi como una bonita canción triste de despedida sin dulzaina. Ni tamboril. Y al son de una copla mirando a Fitur, la madre de todas las ferias de turismo, de la que somos hija descarriada cuando otrora fuimos alumna aventajada. Nos hemos quedado solo con y en la música. Y ya puestos… Intur, Intur, Intur/ pedazo de la feria que yo vi/ por algo te hizo Dios/ la reina de interior/agur, agur agur. Este año será probablemente el último Intur que reconozcamos. Una feria agotada, un salón desnortado al que entre todos siguen matando pues son incapaces de unir las piezas indisolubles: patrimonio, cultura y paisaje agronatural rural. Pero el común está contento. Vino, pincho y tapa. Y venga ruta de vino y más vino. Desmedido. Y no soy sospechoso. El visitante a Intur sale contento. A poco. Es lo que hay y no conoce más. Desde hace años no se lo han contado de otra manera. Por eso y porque la información vertida del rosa al amarillo es puro colorín, colorado. No me creo ni la mitad de los titulares y la mayor parte del texto principal. Y mucho menos a los voceros indocumentados de internet. ¿Nadie les orienta? Ni a quienes eligen nuestras campañas. Dudo sobre si cerró la feria con objetivos cumplidos, si llegamos a 11.500 encuentros comerciales, de la eficacia de los operadores internacionales, si fueron 33.000 los visitantes y no creo que Intur reafirmara su “liderazgo”. Que nadie se dé por aludido. Todos tenemos la culpa. Arpa terminará con Intur y ojalá junto a Naturaleza, esa es la verdadera trilogía del Intur de futuro si es que queremos liderar de verdad, todo junto sobre la moqueta cuartelada y rojiblanca. Y cambiar la manera de contarlo, donde seguimos fallando. ¿Que quién me lo ha dicho? Un pajarito. Aquí pía to’ Cristo. Y a estas alturas, servidor es ya un reputado ornitólogo avistador de pájaros que sigue posado en la rama del roble.