Diario de Valladolid

EDITORIAL

Refuerzo del acogimiento familiar como salida para menores tutelados

Un padre lleva a su hija al colegio en una imagen de archivo.-E. M.

Un padre lleva a su hija al colegio en una imagen de archivo.-E. M.

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EL CASO DE la niña cuidada y criada en la UCI pediátrica del Hospital de Salamanca, además de ser la demostración palpable de la grandeza de los profesionales sanitarios, viene a poner el foco en la importancia de contar con un buen programa de acogimiento familiar. Ese que viene a dar una vida fuera de la tutela de las administraciones, en este caso de la Junta de Castilla y León, a niños y no tan niños que esperan una familia. Niños que los que buscan es un ambiente familiar, que les permita satisfacer sus principales necesidades.

¿Significa eso que no están satisfechas cuando están tutelados? Evidentemente, no. Pero, sin duda, el contar con una familia y el poder vivir en un ambiente familiar les permitirá un desarrollo muy distinto de sus necesidades e inquietudes, además de una mayor integración en la sociedad. Pero el programa de acogida, y los datos y la experiencia de años y años de desarrollo y avances así lo demuestran, no sólo beneficia a los niños y niñas que tienen la suerte de ser acogidos, también a esas familias que los acogen.

Familias que buscan también el desarrollar en plenitud todas sus expectativas e inquietudes sociales y familiares. De ahí que resulta esencial que todos los eslabones de la cadena estén perfectamente sujetos para que no quede ningún cabo suelto. Sólo así se tendrá en cuenta a las familias que se lanzan al reto, las obligaciones y la responsabilidad que se asume cuando se toma la decisión de entrar en el programa para responsabilizarse del cuidado, la atención y la educación de un niño, con todo lo que ello supone. Pero, también sólo así, con todos los eslabones de la cadena ajustados y moviéndose al unísono y sin giros brusco, se podrá dar a esos niños el entorno social y familiar más adecuado.

Los números no engañan y vienen a evidenciar que cada vez más castellanos y leoneses dan el paso para poder acoger a un niño, lo que da como resultado que el número de niños y niñas que abandonan la tutela de la Administración para ser acogidos por una familia va in crescendo. Esto también es estado del bienestar y, por eso, se tiene que seguir trabajando en el programa para buscar en qué falla, que seguro que hay algo de esa cadena que podría funcionar mejor, y corregirlo. Cierto que la perfección no existe, pero el trabajo, la dedicación y el esfuerzo tienen que ir encaminados a aproximarse cada vez  más a ella. El camino pasa inexorablemente por el refuerzo del programa de acogimiento familiar como salida para los menores tutelados.

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