Castilla y León pagará el despilfarro y la malversación independentista
El PSOE está en su derecho de tragar con la Amnistía que permitirá a su líder mantenerse en el poder. Está en su perfecto derecho de asumir lo que es un mero mercantilismo en el que unos políticos arrodillarán al Estado frente a unos delincuentes. Un mero interés partidista que consiste en cambiar siete votos necesarios para la investidura de Pedro Sánchez a cambio de privilegios y romper el principio de igualdad que consagra la Constitución. No todos somos iguales ante la ley. Si te llamas Puigdemont, has malversado y alentado acciones de terrorismo, o las has cometido bajo el amparo independentista, no sólo no irás a la cárcel, ni siquiera serás juzgado. Al resto de ciudadanos no se le perdona ni una multa de tráfico por un despiste. Esa es la única realidad. Lo demás juegos de artificio retóricos.
Está en su derecho el PSOE de Castilla y León de asumir cuanto quiera. Pero el resto de ciudadanos tenemos el derecho de no tragar con ruedas de molino repentinas. Porque lo peor y menos decoroso es tratar de convertir la Amnistía en un ejercicio de responsabilidad y convicción política para mejorar la convivencia. Si así fuera, no hubieran dudado en exhibirlo en campaña. Yno sólo no lo hicieron si no que lo repudiaron. Resulta sospechoso un cambio de opinión tan repentino en medio de la necesidad de siete votos para la investidura.
Pero lo mejor de todo es que su líder, Luis Tudanca, trate de convencernos de que la condonación de la deuda, empotrada al acuerdo de investidura, también será un beneficio para Castilla y León. Fundamentalmente porque a Castilla y León no se le van a perdonar 15.000 millones. Fundamentalmente porque esta comunidad no se ha dedicado a despilfarrar en embajadas, chiringuitos y mamarrachadas lingüísticas o a malversar en consultas ilegales. Se va a indultar el fraude cometido durante muchos años. Y eso lo vamos a pagar los ciudadanos de Castilla y León. Cada argumentario que se va sacando de la manga el PSOE de Castilla y León, en función del ritmo que le van marcando los acontecimientos de la negociación para la investidura, va sepultando un poco más su credibilidad. Tal vez la mejor alternativa para asumir lo que viene impuesto desde Ferraz y Moncloa sería el silencio, en vez de abrir la boca y disipar toda duda.
La Amnistía no hay por dónde cogerla. Ni la Amnistía ni los indultos de penas a violadores de mujeres y niñas. Al menos el silencio sólo haría prisionero al PSOECyL de lo que no ha dicho. A ver si ahora Tudanca se va a dedicar al apostolado de las bondades de condonar las deudas a los delincuentes. Todo se andará.