Diario de Valladolid

EDITORIAL

El imprescindible debate de política general apegado a la realidad de CyL

Imagen de archivo de las Cortes. E. M.

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AHORA YA NO  hay motivo para no fijar cuanto antes el debate sobre el estado de la Comunidad, lo que se conoce como el debate de política general que se suele celebrar a finales de junio, pero que este año se pospuso, con toda lógica, para no interferir en la convocatoria de elecciones generales. De no haberlo hecho el PP, hubiera sido un debate sobre política general nacional con el foco puesto en la cita del pasado 23-J que otorgó una victoria, de momento insuficiente, a Alberto Núñez Feijóo. Despejado el panorama electoral, aunque no el de la formación de nuevo gobierno en España, Alfonso Fernández Mañueco debe apresurarse a fijar fecha en el mes de septiembre para el debate sobre la situación de Castilla y León. 

Aunque de poco servirá el ejercicio parlamentario de someter a la discusión de los grupos políticos la situación de Castilla y León si ésta no se centra esencial y exclusivamente en el estado real de Castilla y León. Es decir, un debate de política general real. Cualquier otro ejercicio por parte tanto de la oposición como del gobierno en convertir el hemiciclo de Villa del Prado en una subcontrata de Ferraz o Génova sería lo menos edificante para los ciudadanos, pero también lo más deshonroso para los 81 parlamentarios regionales que nos cuestan entre pitos y flautas más de 23 millones de euros al año. El hemiciclo de las Cortes de Castilla y León se convierte en política útil cuando decide atender a los problemas y las soluciones que aquejan a Castilla y León, como ocurría en otros tiempos, cada vez más lejanos. La mediocridad que ha invadido la política y a los partidos ha convertido a las Cortes en un lugar donde se dirimen poco más que egos provistos únicamente de vanidad. Eso y justificar sueldos de cien mil euros, coches oficiales y demás prebendas por no pegar un palo al agua. 

Pero claro, para atender a los problemas de Castilla y León, diversos, plurales y variados, según las latitudes, hay que conocer a fondo los territorios y pulsar sus dolencias, sus virtudes, sus inquietudes y sus potencialidades. Y eso sólo está al alcance de políticos decididos a trabajar, no simplemente a justificarse con un par de intervenciones mensuales que cada vez interesan a menos gente y que sólo sirven para alimentar el devenir orgánico de las propias formaciones políticas.

Pero en cualquier caso, el debate debe celebrarse en septiembre, tal y como prometió el presidente de la Junta. Por eso tras dos meses de vacaciones en las Cortes, ya es hora de poner día y hora a la cita.

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