Me quedo con Twingo
LO HA escrito desde su púlpito de Twitter. En el que reprocha a los ciudadanos de Valladolid haber cambiado un Ferrari por un Twingo. El escribano, Pedro Herrero, compagina tal empleo de pesca de bajura en las redes con el de concejal del Ayuntamiento de Valladolid. A su vez, también, es el portavoz del Grupo Municipal Socialista. La frase procede de una canción de Shakira, quien mantiene una notable deuda con la Hacienda Pública española. Trata Herrero, con su cuchillo de palo internauta, de afear que la democracia haya concedido a la ciudad del Pisuerga el noble privilegio de cambiar a Puente por Carnero. Según el portavoz, Puente sería un Ferrari. Nótese la elegante y muy creativa metáfora que usa el rapsoda. Quizá se haya pasado de frenada, quizá, pero no es menos cierto que al anterior alcalde le podía la querencia por los buenos carros. Cabe recordar su conducción de aquel Mercedes AMG G63, lo que –incluso sin ser su propietario- está al alcance de muy pocos. Un símbolo de distinción y exclusividad, que quizá no cuadre con los postulados del socialismo, aunque a estas alturas de la carrera ya se sabe que son puro postureo del staff directivo.
El Twingo, claro, es Carnero. Un coche utilitario, para andar por casa. Barato. Mucho si lo comparamos con un Ferrari. E incluso cabría en el maletero del Mercedes AMG. Y, claro, qué decir del diseño y del espíritu aerodinámico, tan destacable en el monoplaza italiano y tan ausente en el vallisoletano. ¿He dicho vallisoletano? Entonces, digo yo, no parece tan extraño que la ciudad haya elegido un coche de aquí. Un Renault. Que sí, que es un coche de andar por casa. Y qué. Que con un Ferrari te compras 100 Twingos. Y qué. Pero es de aquí, de los nuestros. Entre otras cosas porque de eso se trata. De mirar por lo propio, sin necesidad de insultar ni intentar humillar a las ciudades vecinas. Los malos modos proceden de los malos perdedores, y de los malos vencedores.
De quienes necesitan fardar con un Mercedes enorme (ande o no ande, la burra grande) para compensar prejuicios y complejos de inferioridad. Valladolid no sólo ha cambiado de alcalde (no necesitamos Ferraris ni Rolex), sino que, también, ha decidido democráticamente ahorrarse el ridículo de un anterior alcalde siempre histriónico y fuera de cacho, y el gasto de actuaciones inútiles de mero postureo progre. Valladolid le ha dicho ‘Me quedo con Twingo’ a Carnero. Un coche que ya ha arrancado, con sus legítimas llaves, sin hacer el puente. Qué grandes Los Chunguitos.