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EDITORIAL

La UE ante el reto de proteger a los que protegen el medio ambiente

Teresa Ribera. E.M.

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CASTILLA Y LEÓN es sede de lo que debería ser una reunión esencial en el devenir de Europa y sus estados miembros. En el devenir del planeta. En el devenir de un modelo que nos acerque más a la conciliación de la protección del entorno y las diversas y multiculturales formas de vida, tanto en las ciudades como en las áreas rurales. Castilla y León es la  región más extensa de la Unión Europea, una de las de mayor biodiversidad y patrimonio natural, pero también una en las que más galopa el drama de la despoblación. Los ministros de los 27 de Medio Ambiente y Energía se citan estos días en Valladolid, en plena ola de calor, para preparar la cumbre del clima de la ONU. Un encuentro del que debe salir una postura común que defender para la aplicación de políticas medioambientales y energéticas que garanticen la viabilidad del planeta y sus diversos ecosistemas. 

Y sin embargo, esa cumbre europea  corre el riesgo de quedar limitada a un postureo en bicicleta eléctrica de la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico de España y sus ataques políticos desde la atalaya que le proporciona el encuentro internacional de Valladolid. Ribera en su afán sectario no ha sabido contenerse y preservar el papel institucional de anfitriona de la cumbre con motivo de la presidencia española de la UE. No ha sabido contenerse ni para la dialéctica ni para los gestos, como ese de coger una bicicleta eléctrica para darse un paseo de poco más de doscientos metros con la que aparecer a la puerta de la cumbre, pero escoltada por varios coches ministeriales de gran cilindrada  y sustanciales emisiones.

Esta cumbre del clima está dedicada a pensar acciones para proteger el planeta, pero con ello debería incluir la conciliación de los variados y diversos modelos de vida que pueblan el conjunto de la Unión Europea. Un buen ejemplo es el territorio que estos días acoge a los ministros. Porque nada tienen que ver la grandes urbes con los territorios urbanos, cada vez más despoblados, algo que sí tiene que ver mucho con los modelos de sobrepolución y contaminación. Los mejores protectores y valedores del medio ambiente son, han sido y serán los pobladores de los entornos rurales. Legislar contra ellos es hacerlo contra el Medio Ambiente. Y entre ellos, esencialmente, se encuentran los agricultores y ganaderos. Sin ellos no habrá futuro para el medio ambiente. Europa tiene que centrarse, si es que quiere aportar soluciones, en los grandes contaminadores. No en castigar a quienes cuidan su entorno sin necesidad de imposiciones. Si lo que quiere la UE es burocracia y bla, bla, bla pueden seguir haciendo cumbres inservibles.