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Félix Villalba

Una piscina climatizada para 30 habitantes

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EL CENSO publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para las elecciones generales indica que en Suellacabras, un pueblo de Soria, tienen derecho al voto 30 residentes, más otros tres que viven en el extranjero. El censo no ha variado desde las municipales, pero es muy posible que las personas que vivan realmente en el pueblo sean bastantes menos. En la localidad de las Tierras Altas sorianas sopla mucho viento y, además, a favor, porque le ha permitido tener una situación económica envidiable y poder acometer inversiones que en otros lugares son impensables. El dinero que dejan los molinos de viento en el pueblo posibilita que la alcaldesa emprenda proyectos como la piscina climatizada con sauna y gimnasio que ha sacado el Ayuntamiento a licitación, un proyecto que roza los 1,5 millones de euros. El mayor uso de la piscina será en verano, cuando retornan los que se fueron de un pueblo que en 1960 superaba con creces los 300 habitantes y que a principios del siglo XX rozaba el medio millar de vecinos, pero pese a ese objetivo veraniego la alcaldesa quiere climatización, que en esa zona en muchas noches de agosto no se llega a los 6 grados de temperatura. El viento ha permitido contar también con un buen centro social, pistas de padel o cinco viviendas municipales de alquiler que, a un precio de entre 250 y 300 euros al mes tras una inversión de 650.000 euros, han servido para atraer población, sobre todos trabajadores de la vecina Ólvega. Sí, ese pueblo es parte de la denominada España vaciada y por mucho dinero que dejen los molinos de viento tiene difícil volver a ser lo que fue. Además, cuando se está en lugares como el mundo rural soriano todo es más difícil, incluso teniendo dinero. Sirve de ejemplo también la piscina, que cuando se construya necesitará empleados, un socorrista y una persona de mantenimiento, algo que está previsto en las cuentas que hace el Ayuntamiento. Pero la construcción de la piscina se demora porque no hay empresa que se haya interesado en realizar la obra. El Consistorio la licitó a principios de este año por un precio de 1.275.000 euros y dio de plazo hasta el 30 de marzo para que se presentaran ofertas. No llegó ni una. Quizá el problema estaba en el precio, o eso se pensó inicialmente en el Ayuntamiento, así que, como el proyecto tiene que salir sí o sí según la alcaldesa, se repitió la licitación, pero esta vez con el coste incrementado en cerca de 214.000 euros, con lo que el total del presupuesto se elevó hasta casi 1.490.000 euros. Pero nada, la licitación ha vuelto a quedar desierta por falta de ofertas. Feli Gómez, la alcaldesa que ha vuelto a ganar las elecciones, no se rinde y promete piscina aunque «tengamos que picar y cavar nosotros», comenta en broma.  Lo bueno es que el Ayuntamiento tiene dinero y conseguirá hacer la piscina, pero en el mundo rural de la despoblación todo es más difícil, aunque haya posibles de sobra.