Cerrar

REGALADO

El Alvia de Pedro Sánchez o el AVE

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en un acto público en Valladolid. -ICAL

Creado:

Actualizado:

EL CASO ES QUE Pedro Sánchez además de despeinarle las vacaciones a alguno que todavía no se ha puesto a trabajar después de una década en política ha organizado un alboroto interno considerable. Vaya alboroto, otro perrito Piloto. En concreto ha desbaratado en parte los planes de la sucesión que sobre su propia sucesión tenía el propio Luis Tudanca, que había decidido no volver a sucederse a sí mismo y buscar nuevos aires en Bruselas. Se ha ajetreado el gallinero y quién más, quien menos busca anidar en las candidaturas el 23 de julio. Y esto se ha llenado de dudas y de ambiciones. Porque quienes aspiraban a suplir al leonés Ibán García del Blanco y la vallisoletana Iratxe García en Bruselas ahora se lo piensan. Es un riesgo no coger el primer Alvia por esperar al AVE. No vaya a ser que el AVE esté repleto y te quedes junto a la estación llorando igual que un niño, como la canción de Jeanette. ¿Por qué te vas? ¿Por qué te vas? Me olvidarás. Me olvidarás. Hay carreras orgánicas en medio de pactos a medios y alcaldías inalcanzadas. Y lo peor es que no hay sitio para todos ni en el Alvia. Alguno va a tener que ir a dedo, donde sea que vaya y lo quieran. Hay que reubicar a Javier Izquierdo en las listas de Valladolid, por ejemplo, con la inminencia de Óscar Puente en posición de reflexión y acecho. Pero la gran pregunta es si Tudanca cogerá este tren o se arriesgará al que conduce a Bruselas, que tiene una mochila de 260.000 euros al año. Más vale cien de los grandes de las Cortes en mano que casi 300 de los grandes de Europa volando. La verdad es que la política se ha convertido en un oficio de riesgo. Las listas del Congreso irán repletas de caídos por las urnas y por las municipales. Además de rezagados de las autonómicas. En el PP habrá limpieza generalizada en plazas como Valladolid y Salamanca. En otras, retoques. Decide Feijóo, pero consultará a Mañueco. Ahora en Génova rige la civilización y no los cafres de los Hermanos Pinzones.