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LA PRECAMPAÑA de las elecciones generales del 23 de julio comenzó anteayer por la tarde. Por la mañana el presidente del Gobierno anunciaba la convocatoria de los comicios y después de comer ya estaba en marcha la maquinaria de propaganda para engrasar el descenso brusco que se espera para el líder socialista a tenor del resultado de las municipales del domingo. Los carteles electorales con el rostro de los diputados y senadores se van a pegar encima de sus correligionarios que fueron elegidos -o no- en las urnas el 28M. El ciclo de la vida en política, acelerado como tantas otras veces por las urgencias de los partidos y sus dirigentes.  Eso de los carteles siempre me ha parecido un tanto triste y melancólico cuando circulas por España y te encuentras un ‘Vota a Fulano de Tal’ de hace veinte años pegado en una parada de autobús de línea o un cobertizo en esa España rural en la que el tiempo pasa a otro ritmo. Da qué pensar. ¿Sacaría ese candidato la mayoría que esperaba? ¿Le ganaron las elecciones sus contrarios? En Galicia he visto algún que otro cartel prehistórico de Fraga presumiendo de ser gallego y esa historia me la sé, pero siempre me pregunto cómo le fue a ese candidato anónimo para mi cuyo cartel soporta el sol y la lluvia olvidado en la pared de su pueblo. Antes se pegaban más carteles fuera de sus lugares permitidos, porque ahora todo está medido y en Burgos se quitan y ponen los paneles para que los partidos peguen su cartelería. Pero aún así, los ves en escaparates de negocios cerrados ahí pegados, sonriendo al aire sabiendo tú que no han sacado ningún concejal. Da un poco de pena, de empatía con las ganas que le pusieron y lo poco que han obtenido a cambio. Pero así es la vida en la política, para ellos y para los que contamos las cosas que pasan. El anuncio del presidente del Gobierno de convocarnos a las urnas en vísperas del día de Santiago Apóstol nos traerá otro episodio de esta convulsa carrera de carteles electorales en la que unas veces adelantan los azules y otras los rojos, con verdes, naranjas y morados entrando por la derecha o la izquierda para hacer derivar a los dos grandes competidores. Vuelta la burra al trigo cuando está alto. En pleno verano de sequía y riesgo extremo de incendios, las papeleta electorales arderán de fuego enemigo y también de los amigos. No se hacen prisioneros, primero ganar y luego seguir ganando. Después a hacer leña del árbol caído y llegará pronto el otoño y habrá que encender la hoguera. Dios quiera que no haya que calentar también el ambiente para otra nueva cita electoral.