La realidad de la Atención Primaria disiente del apocalipsis persistente
Parece ser que tampoco se cierne el apocalipsis que vaticina la oposición, especialmente el PSOE y algún parlamentario regional aislado, sobre la sanidad de Castilla y León. Y lo dicen los datos y los usuarios, frente a los bulos de la vicepresidenta Teresa Ribera, a la que no se le ha vuelto a oír abrir la boca desde hace días en su obsesión contra Castilla y León.
La primera línea de la Sanidad regional está a la cabeza del país en cuanto a agilidad y frecuencia de atención, según se desprende del estudio y la encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), un organismo de sobrado y contrastado prestigio al que habitualmente recurren los políticos para tomar el pulso social al consumo y los servicios. Es decir, no se lo ha inventado ni el gobierno de coalición de PP y VOX ni el consejero del ramo, Alejandro Vázquez, que no pinta nada en la OCU. Y eso que la OCU señala que los tiempos medios de espera están en tres días, uno más de lo marcado por las propias autonomías.
Castilla y León está a la cabeza, igualada con Murcia, que es la primera comunidad. Sólo que hay una diferencia notable de 800.000 habitantes más y una superficie de territorio descomunal en contra de Castilla y León, a la que hay que añadir la dispersión rural que obliga a nuestra comunidad a disponer de 3.650 consultorios locales para atender a los pacientes de todos los rincones, aunque no siempre, ni mucho menos, se pueden abrir todos los consultorios, fundamentalmente por falta de médicos. Pero la realidad dista mucho del apocalipsis semanal que pronostican algunos.
Ese es el problema de estar constantemente pronosticando el apocalipsis persistente. Te ocurre como al cuento del pastor y el lobo o el del PP con la debacle de la economía. Al principio alarmas. Pero cuando la gente constata pronóstico tras pronóstico que el apocalipsis no llega, acabas en el descrédito. Eso en buena medida le ha ocurrido al PP con la economía a nivel nacional y le está ocurriendo al PSOE de Castilla y León con la sanidad, pese a las infructuosas ayudas de la vicepresidenta Teresa Ribera, que lo mejor que puede hacer es lo que hace ahora, mantener la boca cerrada en vez de decir sandeces en forma de bulos. Lo que es un misterio es cómo es posible que el PSOE CyL copie las recetas que tan escaso rédito, cuando no descrédito, le han otorgado a su propio competidor desde Génova. Es un misterio que alguien tendrá que descifrar. Porque en esta ocasión, los socialistas del PSOE CyL no están obligados a seguir la linde de los economistas del PP que vaticinan un par de apocalipsis por semana.