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SHOW MUST go on. Ya lo decía Freddie. El espectáculo debe continuar, y también en política. Da igual quién gane la moción de censura; da igual el resultado de la votación; no importa quién sea el candidato ni su discurso; da lo mismo que la moción no sirva para cambiar nada…Show must go on. Se trata de dar espectáculo. Es una pena que a nadie se le haya ocurrido que, como en la superbowl, en los descansos haya alguna actuación musical. Estaría bien que en ese loable objetivo de acercar la política a la ciudadanía actuara Lady Gaga entre discurso y discurso para unir política y cultura en un espectáculo irresistible para el atónito espectador votante. O quizá, en versión española, mejor que actuara Rafael Amargo y acabar la sesión con el Tito Berni organizando una ruta «turística» por Madrid para aliviar las tensiones a sus Señorías. 

La realidad es que a fecha de hoy nadie sabe con seguridad a quién acabará por beneficiar o perjudicar esta moción de censura. Ni siquiera sus promotores, por mucho protagonismo político que consigan, están seguros de que no se les vuelva en contra a partir de un efecto boomerang derivado de la imprevisibilidad e inexperiencia del candidato en el debate parlamentario. Tampoco se entiende bien por qué una persona de la trayectoria y el prestigio profesional e intelectual de Ramón Tamames se presta a una pantomima de la que poco puede sacar de provecho a estas alturas de su vida.

Esperemos que, al menos, este espectáculo no afecte demasiado al Gobierno de coalición en  Castilla y León. Por estas tierras, de momento, los cargos de Vox en el Gobierno regional parecen, salvo algún episodio puntual, más centrados en la gestión y en el trabajo del día a día que en las estridencias del espectáculo político desacreditando a quienes preveían un gobierno marcado por el escándalo y la radicalidad. Veremos si esa línea de trabajo aguanta bien los envites de la alta tensión que, sin duda, va a generar esta moción entre los partidos de la coalición a nivel nacional  y sus consecuencias especialmente en periodo preelectoral.

El espectáculo está muy bien para el deporte, para el cine, para el entretenimiento o para los conciertos como decía Freddie, pero, en materia política, el sufrido ciudadano lo que quiere es estabilidad, rigor, trabajo, gestión y que les resuelvan sus problemas. El show debe continuar donde tiene que continuar. En política, menos samba y más trabajar.