Urge una estrategia para el turismo tras tres años perdidos en la Junta
El turismo debe seguir siendo un eje central de las políticas de la Junta. Esencialmente porque, además de riqueza y empleo, hay una vertiente esencial, que contribuye al dinamismo, a la pervivencia y a evitar el olvido del mundo rural. Igual no asienta población, pero si consigue que no merme ya es un logro que merece la pena. Es esencial, lo primero conocer la realidad variada y plural de Castilla y León para articular una estrategia certera. Los últimos tres fueron una regresión con una consejería, la de Cultura y Turismo, en manos de un grupo de ocurrentes e incapaces que se dedicaban a pasearse por actos y eventos, especialmente si eran en lugares enmoquetados de Valladolid o Madrid, pero que no acudieron a conocer el territorio. Eso es lo primero y más importante que tienen que hacer los nuevos rectores del turismo en Castilla y León, con su director general a la cabeza, Ángel González Pieras. Conocer, conocer y escuchar y escuchar al sector. Lo contrario es la altanería y engreimiento con la que se empleó su antecesora, otra incompetente y ocurrente dentro de aquella consejería organizada a base de amigos, amiguetes y amigotes. Todos de una incompetencia contrastada y luego rubricada. Empezando por el consejero y siguiendo por el viceconsejero que ha conseguido acomodo en Fundos para seguir haciendo lo que hacía en la Junta:nada. Aunque mejor no hacer nada que cuando hacía algo era para destrozar lo construido.
Los nuevos rectores del turismo tienen que apretar los dientes y los puños y trabajar con ahínco para recuperar los tres años perdidos de la anterior legislatura, en la que por ejemplo, otra comunidad, Extremadura, arrebató por primera vez a Castilla y León nuestro mejor invento turístico de los últimos 30 años:Las Edades del Hombre. Sólo por esto merecerían el destierro quienes dijeron que venían a cambiar las cosas y lo único que consiguieron fue en una campaña de Twitter cambiar de sitio las provincias en el mapa de Castilla y León.
Es mucho el daño producido en esos tiempos. Por eso es oportuno trabajar en una estrategia eficaz, en comunión con los empresarios del sector que son los que conocen, no de espaldas a ellos. Pero también con agilidad. Y celeridad. El turismo es un torbellino que no para y goza de un dinamismo vertiginoso. Castilla y León tiene todos los alicientes. Sólo hace falta sentido común y simplicidad en los planteamientos políticos. Hace falta política de gestión. Ya tuvimos tres años de charlatanes y vagos parasitando la consejería.