Diario de Valladolid

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Ya nos dijo Fernando Arrabal en La torre herida por el rayo que Don Quijote combatió con los molinos de viento creyendo que eran gigantes y que los revolucionarios atacan objetivos precisos porque NO son altruistas, son realistas. Los españoles somos altruistas. Formulamos diferencias que invitan a meditar sobre todo lo establecido. Nuestro infame gobierno ha decidido enunciar el nuevo orden que comprime la vida cotidiana y el sentido “in-común”, el más “in-común” de los sentidos. Nos proponen la “Ley animalista” o esa otra que aspira a promover el cambio de sexo a los seres humanos en plena pubertad y, en cambio, para ir a la excursión del colegio habrá que seguir pidiendo autorización a los padres. Dijo Antonio Skármeta en El cartero de Neruda que los trenes que conducen al paraíso son siempre locales y se enredan en estaciones húmedas y frías… Todo esto es un enjuague difícil de explicar, porque no hay dios que lo entienda. Advirtió Zoé Valdés en La nada cotidiana, que la memoria del pasado es RENCOR DEL PASADO que todo lo complica… Dejémoslo ahí, en el pasado. No confundamos a los que participan en países americanos entendiéndose en español, aunque algunos políticos españoles, eviten que el idioma común se hable en muchos territorios de este estado que aun llamamos España.

La Ley de la Memoria Democrática, atornillada por un gobierno que explora un abanico idiomático que ya no culturiza, nos ha convertido en una nueva Torre de Babel: la confusión de idiomas predice el nuevo caos.

Ya se ofrece, de un día para otro, el pasaporte español, simplemente justificando - más o menos - alguna ligadura con esta Madre Patria. De ese modo, creerán los promotores del decreto que en las próximas elecciones serán votados por miles de personas desde aquellos países. ¡Peculiar circunstancia! Pero ojo, la nacionalidad española también confiere muchas otras prebendas ¿Quién pagará la fiesta? ¿Cuántas personas obtendrán el pasaporte y se harán españolas? ¿Qué le parece a Europa? No sabemos.

La nacionalidad española merma su valor desde que miles de americanos, que nada tienen que ver con el exilio, podrán beneficiarse de nuestra vista gorda. Porque el grueso de los que lo están solicitando son simplemente descendientes de emigrantes que se alejaron de España por propia voluntad.

Sé perfectamente que algunos ya están alborotados, exprimiendo la posibilidad de ser españoles para conseguir beneficios que sus países no ofrecen: “Ordeñar hasta agotar a la Madre Patria”. La que odia Obrador desde México, Maduro desde Venezuela o Petro desde Colombia.

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